
El anuncio de Artur Mas de que adelantará las elecciones autonómicas si el Tribunal Constitucional suspende la consulta sobre la independencia del 9 de noviembre provocó este martes un terremoto en los dos principales grupos parlamentarios de la oposición en Cataluña: ERC y PSC. Las dos formaciones se ofrecieron a Mas para darle su apoyo en el Parlament y así evitar un adelanto electoral que, por motivos muy diferentes, perjudica a estos dos partidos.
El primero en intervenir desde la tribuna parlamentaria fue Junqueras, que ofreció a Mas la entrada de ERC en el Gobierno de la Generalitat para "blindar la consulta del 9 de noviembre", aunque el Constitucional la suspendiese.
El líder republicano recordó a Mas que ERC quiere mantener las mayorías parlamentarias actuales, porque aún "pueden resolver los problemas de los catalanes", pero también le dijo que las encuestas electorales hace tiempo que reflejan otras mayorías en las que ERC tiene mayor apoyo.
Sin embargo, en las palabras de Junqueras se refleja un cierto vértigo ya que (en caso de elecciones anticipadas y según las encuestas) ERC ganaría los comicios y lograría unos 45 diputados, una mayoría muy insuficiente para sacar adelante sus planes independentistas. Poner punto y final a la legislatura supondría que la formación republicana debería asumir el liderazgo del proceso soberanista, algo que hasta ahora Junqueras siempre ha intentado evitar.
Ante la oferta de Junqueras, Mas aseguró que en las próxima semanas valorará esta opción, pero le recriminó que ahora ERC quiera entrar en el Ejecutivo y no lo hiciera hace año y medio cuando la situación económica era mucho peor.
Miedo socialista
Si los republicanos tienen miedo a ganar las elecciones, en las filas socialistas hay terror a enfrentarse a las urnas. Actualmente, el PSC es el tercer grupo parlamentario catalán y, de hecho, su primer secretario Miquel Iceta actúa de líder de la oposición ante el apoyo parlamentario de Junqueras a Mas.
Sin embargo, desde las últimas elecciones autonómicas los socialistas mantienen una trayectoria descendente en intención de voto y las últimas encuestas sitúan al PSC entre la cuarta o la quinta fuerza política catalana, lo que para ellos sería una hecatombe.
Por este motivo, Iceta le ofreció a Mas su apoyo parlamentario para concluir la legislatura (en 2016) y tener dos años para negociar con el Gobierno central una reforma de la Constitución y realizar una consulta legal en Cataluña.
Indirectamente, Mas rechazó la oferta y aprovechó la debilidad de Iceta para reclamarle que se sume al bloque de partidos que apoyan la consulta soberanista.
El resto de partidos políticos catalanes aprovecharon la segunda jornada del debate de política general de Cataluña para defender sus posiciones. La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, aseguró que "esta legislatura se acaba" y "está acabando en naufragio" como demuestran las tres elecciones en cuatro años que han tenido lugar en Cataluña. También criticó las ofertas hechas por ERC y el PSC. Por su parte, el líder de Ciutadans, Albert Rivera, pidió asímismo un adelanto electoral.