
"Nosotros apuntamos al máximo". Así de claro lo tiene el Gobierno de Mariano Rajoy. Su ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, ha confesado este miércoles las aspiraciones españolas en el reparto de cargos en la Unión Europea (UE): la cartera de Asuntos Económicos y Monetarios o la de Comercio Internacional, la presidencia del Eurogrupo (si se convierte en un puesto a tiempo completo), la presidencia del Grupo Parlamentario Popular y, posiblemente, de la propia Eurocámara durante la mitad de la legislatura.
La pasada semana, el PP español apoyó Jean Claude Juncker, exprimer ministro luxemburgués y expresidente del Eurogrupo, como candidato del Partido Popular Europeo (PPE) en las elecciones del 25-M. Rajoy, presionado por Angela Merkel, ordenaba así votar a sus delegados por el candidato apoyado por la canciller alemana, previendo que la teutona le ayudara a obtener más poder en el seno de UE. Ahora, España hace pública la lista de sus deseos.
Tres pilares de poder
Tras este apoyo a Juncker, el Ejecutivo quiere ahora ganar poder. El primer punto de la estrategia es cobrar peso en el seno de la Comisión Europea, pero La Moncloa se decanta por una de estas dos carteras: la de Asuntos Europeos (ocupada por Pedro Solbes y Joaquín Almunia hasta 2009) o la de Comercio Internacional.
Según Margallo, ésta última sería un "triunfo enorme" para España, porque es competencia exclusiva de la Comisión y, además, ahora toca negociar el acuerdo de comercio e inversión con Estados Unidos, Mercosur y Brasil.
De igual modo, Rajoy quiere colocar a Luis de Guindos, actual ministro de Economía, al frente del Eurogrupo, si al final se decide que sea un puesto a tiempo completo.
El tercer núcleo de poder donde quiere crecer España es el Parlamento Europeo. Así, es "posible" que un español (ésta delegación será la más numerosa tras la alemana) presida el Grupo Parlamentario Popular en la Eurocámara, lo que podría acercar la presidencia del Parlamento Europeo a nuestro país, al menos durante la mitad de la legislatura.
La partida de ajedrez
El ministro del ramo admitió en la cadena Cope que aún es "muy prematuro" elucubrar sobre estos puestos: la negociación supone "cambiar cromos continuamente" y los demás países también tienen aspiraciones.
"A veces me dicen que soy demasiado ambicioso, pero yo creo que la única batalla que se pierde es la que no se da y nosotros apuntamos al máximo", zanjó García-Margallo.