Política

'The Economist': "España, a pesar de sus escrúpulos, sabe que la UE no puede rechazar una región separatista"

Banderas independentistas en una manifestación. Imagen: Archivo

El diario financiero internacional The Economist ha defendido en su última edición la bandera independentista de los Estados de la UE que hoy abogan por ese camino. España, a pesar de sus escrúpulos, no ha dicho se interpondrá en el deseo de Escocia. Su negativa a permitir un referéndum en Cataluña manifiesta que se da cuenta de que, al final, sabe que la UE no puede rechazar una región separatista", rubrica. La cara amarga de la independencia catalana

"Los tratados permiten a los países a salir de la UE", remarca el rotativo inglés. " Pero no dicen nada sobre lo que sucede si se rompen dentro del club... Es un error insinuar que los nuevos Estados independientes nunca podrían unirse a la UE. ¿Serían admitidos más rápido Montenegro o Macedonia -se pregunta el diario-, que Escocia y Cataluña que ya aplican las normas de la UE?".

David Cameron, arranca el artículo titulado Homenaje a Caledonia, "está siendo admirado por Cataluña. Y no porque quiera un referéndum sobre la adhesión a la UE, sino porque está dejando que Escocia vote en septiembre su independencia en el Reino Unido".

Los catalanes, suscribe desde sus páginas sepias, "planean su propia votación dos mes más tarde, aunque en este caso, el presidente español, Mariano Rajoy, se ha comprometido a detener. La prueba, dicen los catalanes, de la profunda demcracia de Gran Bretaña y del auoritarismo persistente en España".

Interpretación de la Historia

Para The Economist, en su edición europea, "existen paralelismos en la historia de Escocia y Cataluña. Los dos fueron naciones pequeñas que se fusionaron en reinos más grandes en la década de 1.700, que ahora tratan de gobernarse a sí mismos. Otros gobiernos están nerviosos... Si se independiza Escocia y Cataluña, por qué no País Vasco, Córcega, Flandes?" cuestiona.

El rotativo inglés no duda en apuntar contra Durao Barroso, quien se "ha entrometido en el proceso soberanista de Escocia... No tiene derecho a exponer sus puntos de vista de la legislación europea -le reprocha-. Después de todo -concluye-, el trabajo de la Comisión es evaluar las solicitudes de adhesión de manera imparcial".

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