
El constitucionalista Francisco Rubio Llorente, antiguo magistrado del Tribunal Constitucional y expresidente del Consejo de Estado, uno de los expertos con más prestigio de este país, publica este jueves un artículo en La Vanguardia, 'Ciudadanos de Cataluña', en el que pone de manifiesto uno de los aspectos más vidriosos de la hipotética secesión de Cataluña: cómo se otorgaría la carta de ciudadanía a los habitantes del nuevo Estado, que, de eclosionar realmente, nacería según las encuestas con el voto en contra de aproximadamente la mitad de los electores.
Rubio Llorente, que pasa revista a otras secesiones y en especial a las de los Países Bálticos, pone de manifiesto que el futuro gobierno independiente de Cataluña podría ofrecer la nacionalidad catalana a todos los ciudadanos de Cataluña pero no podría evidentemente imponérsela a nadie. Y es presumible que ese 50% de catalanes que no respalda la independencia sopesara los pros y los contras de su decisión y se decantara por mantener la nacionalidad española, que es la que le asegura la pertenencia a Europa.
En otras palabras, ese fantasmagórico gobierno en hipótesis podría encontrarse con una sociedad en la que la mitad de los individuos serían extranjeros.
El argumento no es trivial, y sirve para poner de relieve el sinsentido de impulsar una independencia que no tiene suficiente masa crítica, que no es apoyada por una mayoría cualificada, que no es con la suficiente diferencia la opción más apetecida. Y en estas circunstancias, seguir insistiendo en la secesión es lanzar a la sociedad al conflicto. A un conflicto que puede enconarse y que tiene muy difícil solución.