Política

El análisis: España pide más a la Familia tras la imputación de la infanta... las posibles opciones del rey Juan Carlos I

Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, con el rey Juan Carlos I. Foto: Archivo.

Es indudable que la Corona se ha visto seriamente afectada en su prestigio y en su estabilidad por el 'caso Urdangarín'. Las encuestas lo ponen de manifiesto abiertamente, aunque sea difícil deslindar este episodio de corrupción que podría haber generado una responsabilidad in vigilando- de ciertos errores personales del propio monarca, de los que se vio obligado a pedir públicamente disculpas a la ciudadanía. Y aunque, por fortuna para la institución, parezca claro que el heredero de la Corona no se ha contaminado ni con lo uno ni con lo otro y sigue contando con un importante caudal de confianza.

En cualquier caso, es lógico preguntarse, desde el territorio subjetivo del análisis político, qué puede hacer la Monarquía para sobrellevar mejor esta pesada carga, para reconciliarse con la opinión pública, para dar pruebas de saludable arrepentimiento por un escándalo que se ha superpuesto a una maraña de episodios de corrupción política que ha generado gran rechazo social. El plan B de la infanta

En primer lugar, la Corona volverá a sintonizar con los españoles si lleva hasta sus últimas consecuencias su declarada exigencia de que la Justicia sea igual para todos. Como se ha recordado, el Rey invocó este principio general del derecho democrático en su mensaje de Navidad de 2011. Sin embargo, el énfasis inicial se debilitó grandemente a media que se hacía notorio que la Justicia flaqueaba a la hora de imputar a la infanta Cristina, esposa de Urdangarin.

Finalmente, el tesón del juez Castro ha desembocado en una segunda imputación, esta vez con todas las garantías procesales necesarias -en realidad, hay una patológica sobreabundancia de garantías-, que no debería desvanecerse si de verdad se pretende invocar el referido criterio de justicia universal. En más: la propia infanta debió, en un primer momento, aprestarse a deponer espontáneamente ante el juez para aclarar ab initio cualquier responsabilidad en la causa.

Las medidas contra el 'caso Nóos'

En segundo lugar, la Corona está obligada a dar pasos que aíslen el problema. La Casa del Rey ya apartó a los duques de Palma del protocolo regio en diciembre de 2011, y en enero de 2013 Iñaki Urdangarin desaparecía de la página web de la Casa Real.

Desde entonces, la hija del rey y su familia directa sólo aparecen en acontecimientos íntimos y privados. Naturalmente, la ruptura del enlace matrimonial apartaría a la infanta del foco contaminante; sin embargo, es evidente que tal decisión pertenece en exclusiva al ámbito de intimidad de los cónyuges.

Sin embargo, en un segundo estadio, debería plantearse la desvinculación oficial de la infanta Cristina de la línea dinástica, bien por renuncia de ésta o por una decisión positiva del propio Rey. El gesto no tendría repercusión práctica -Cristina ocupa el séptimo lugar en la línea sucesoria- pero sí un valor simbólico reseñable.

Las heridas 'reales'

En cualquier caso, sería cínico afirmar que las heridas causadas en el prestigio de la Corona por el caso Urdangarin pueden restañarse con facilidad. La propia Historia enseña que la confianza de la ciudadanía se pierde deprisa y se recupera sólo gracias a un gran esfuerzo.

Y de todas formas, esta ímproba tarea requerirá, además de el esfuerzo hercúleo de los actores regios -del príncipe Felipe, especialmente-, un ejercicio decisivo de transparencia por parte de la institución. Se han dado pasos en esta dirección pero la Casa Real está muy lejos todavía en este campo de lo que demanda una muy sensibilizada opinión pública.

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