Política

El análisis: El hervidero popular de Madrid

Ignacio González. Foto: Archivo

Los hados se han conjurado contra Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid, estas Navidades. Por una parte, una jueza de Estepona ha decidido procesar a su esposa, Lourdes Cavero, por presuntos delitos fiscal y de blanqueo en relación con el ático que la familia posee en Marbella, y cuya salida a la luz fue ya un puro despropósito (como se recordará, en principio se trataba de un inmueble alquilado a una empresa residente en un paraíso fiscal y luego se presentó como una adquisición). La jueza ha prestado oídos a la denuncia de una asociación de afectados por la gestión de Telemadrid, que acusa a González de cobro de comisiones provenientes del empresario Enrique Cerezo.

La propia policía, molesta con las instrucciones recibidas de aparcar el caso, impulsó la denuncia inicial, que antes o después debía sustanciarse, por más que haya sido por persona interpuesta -la esposa- dado el aforamiento de González. Inexplicablemente, la fiscalía anticorrupción, últimamente muy celosa de la seguridad jurídica de los imputados, ha salido en defensa de la esposa de González, ante el estupor general.

Más 'desgracias'

Pero no ha terminado aquí el infortunio de González: la publicación de los papeles del expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, salpica gravemente al mandatario madrileño, quien utilizaba su influencia en la entidad con extrema soltura. En este aspecto, habrá delito o no pero la noticia del mangoneo de la institución financiera por el entonces número dos de Esperanza Aguirre es suficiente para arruinar el resto de su carrera política.

Hay quien piensa que esta coincidencia de acusaciones contra González no es inocente, cuando el PP está deliberando sobre los candidatos que debe presentar al ayuntamiento y a la comunidad de Madrid, feudos que podría perder según las encuestas. González, heredero de Aguirre, no es baza segura, como no lo es la esposa de Aznar, Ana Botella, también salpicada por los referidos correos que dejan a José María Aznar en pésimo lugar.

Sea o no intencionada la tormenta que se ha abatido sobre González, lo cierto es que se perfilan como candidatos la propia Esperanza Aguirre, que ahora pretendería la alcaldía de la capital, y la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, que aspiraría a la comunidad. Con todo, la guerra no ha hecho más que empezar, pero ya empieza a haber muertos y heridos.

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