Como si de una consigna se tratara, todos los miembros del Gobierno repetían ayer el Evangelio de la buena nueva: "Los tiempos que vienen son de crecimiento económico y creación de empleo". Amén. Y se lanzaron a pregonarlo por los púlpitos de España, liderados por el triunvirato dirigente del apostolado Rajoyniano: Sáenz de Santamaría, Guindos y Montoro.
Y es que en el Gobierno y su partido todos, o mejor dicho casi todos, están eufóricos y fortalecidos tras una semana de venturas. Por un lado la acumulación de indicadores macroeconómicos que corroboran que la recesión toca a su fin, avalados por la revisión al alza de las previsiones de los analistas e inversores, además de por las calificaciones de las agencias de rating.
Y por otro, porque "el PSOE ha vuelto". Porque en las filas populares interpretan las palabras del jefe de la oposición en la conferencia política de su partido en el sentido de que "Rubalcaba no se va", que es muy distinto. Y eso a ellos, y a la vista de las ultimas encuestas de intención de voto y de valoración de líderes, les da un respiro amplio y les deja libre el campo del centrismo, que, siempre se ha dicho es la mayoría sociológica de este país.
Claro que, a falta de contrarios fuera, el PP puede tener el enemigo en casa. Porque Aznar, tras verse solo con su libro, ya lo ha dicho: "Tomo nota". Y la palabra de dios nunca es en vano.
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