
Habló ayer Rajoy, por fin, de las denuncias sobre el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de los Estados Unidos en Europa. Y lo hizo, aunque poco, y para anunciar que el director del Centro Nacional de Inteligencia, Félix Sanz Roldán, comparecerá ante la Comisión de Secretos del Congreso y para anunciar que su gobierno delegará en la UE y en Naciones Unidas la respuesta a Washington.
"Apoyamos los esfuerzos de búsqueda de un consenso internacional en el seno del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas", dijo el presidente durante su comparecencia en la Cámara Baja para informar sobre el Consejo Europeo de la semana pasada.
Palabras que complementan la respuesta del Ejecutivo al diputado de IU, José Luis Centella, en la que ratifica el apoyo de Madrid a la advertencia de la Comisión Europea a la Administración Obama de que puede dejar de recibir datos de pasajeros de líneas aéreas y de transacciones bancarias si no se aclara el asunto del espionaje.
Eso sí, Rajoy señaló que "se toma muy en serio las informaciones aparecidas en los medios de comunicación" sobre las posibles actividades de la NSA en España que "apuntan a unos actos que, de ser ciertos, resultarían inapropiados e inaceptables entre socios y amigos".
Como tampoco quiso hacer sangre del asunto el portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien dejó el asunto para unas breves consideraciones el final de su discurso. Y que, más allá de las obligadas acusaciones de "desconfianza" y "deslealtad", siempre en condicional, se felicitó de que "venga el director del CNI a la Cámara" y reclamó "explicaciones claras a Estados Unidos, responsabilidades en su caso, y rectificaciones contundentes, si fuera necesario".
¿Y la Unión Europea?
Y llamó la atención que probablemente Rajoy fuera más duro con Bruselas y los socios de la UE que con Washington. Porque no tuvo reparos en reconocer "cierta decepción" por el retraso de la incoativa comunitaria para facilitar el crédito a las pequeñas y medianas empresas, a través de instrumentos financieros conjuntos entre la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones (BEI).
Decepción porque "los detalles técnicos de esta Iniciativa no están todo lo avanzados que debieran" y porque "el Consejo Europeo no ha concretado esta iniciativa lo suficiente como para contener el nivel de ambición necesario".
Es decir que tarde y con rebajas, o al menos eso es lo que da a entender el presidente, quien cerró este capítulo afirmando que "Europa debe hacer más para revitalizar la financiación a las pymes si queremos asegurar la recuperación".
Se refirió también Rajoy a la banca española asegurando que los futuros test de estrés que llevará a cabo el Banco Central Europeo (BCE) antes de asumir la supervisión del sector servirán para "despejar cualquier incertidumbre sobre la solvencia" del sector financiero español. Recordó, además, que los pasados 24 y 25 de octubre se "constataron avances" y se "renovaron compromisos" con una mayor integración europea, que es "esencial para la recuperación" y expresó su "satisfacción" por la aprobación de los reglamentos para construir el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) que asumirá el BCE a partir del próximo otoño.