Política

Análisis político: El cansancio de Duran i Lleida

José Antonio Duran i Lleida, líder de Unió.

El eterno presidente de Unió Democràtica de Catalunya -lo es desde 1987-, Josep Antoni Duran i Lleida, podría retirarse de la política a corto plazo, consciente de que su divorcio con Artur Mas es inexorable y definitivo y de que la coalición CiU está condenada también a la ruptura toda vez que la formación fundada por Jordi Pujol ha tomado la senda del soberanismo radical en un viaje que no tiene retorno.

Duran, al frente de su partido democristiano, fundado en 1931, ha sido el contrapunto moderado del catalanismo político con ribetes soberanistas que siempre fue CiU. Pero, contrario a la secesión, está siendo ostensiblemente marginado por el discurso dominante: según propia confesión, se enteró por los medios del memorial de agravios que el gobierno de la Generalitat publicó esta semana.

En fecha reciente, Duran apostó en público por la "tercera vía", que podría servir para negociar con el Estado una fórmula de conciliación que evitase la ruptura. Sintéticamente, consistía en el pacto fiscal, la soberanía cultural y la reforma de la Constitución. Artur Mas la descartó sin más pero aceptó considerar esta opción como una hipotética tercera posibilidad en el plebiscito autodeterminista. Pero pronto se ha visto que la 'tercera vía' tiene poco futuro, no sólo por el rechazo del nacionalismo catalán sino porque el Gobierno de Rajoy no está dispuesto a hacer concesiones.

Duran, marginado

Lógicamente, esta marginación de Duran, quien ha dejado también de contar como portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados, le empuja hacia una salida de la política. Esta decisión le evitaría el sonrojo de ser postergado por sus propios conmilitones y el esfuerzo de pelear por unas ideas claramente minoritarias en su propia coalición.

Por añadidura, Duran, quien ya sufrió un cáncer de pulmón en 2008, padece algunos problemas de salud, y ello sería una razón más para abandonar la vida pública y disfrutar de algún retiro dorado en la empresa privada.

Evidentemente, el eclipse de Duran sería una pérdida para la política moderada de España y de Cataluña pero, para bien o para mal, el problema de Cataluña ya no depende de actitudes testimoniales de personajes aislados. Rajoy, en un lado, y Mas, enfrente, se juegan a una sola carta el futuro.

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