
La que, en principio, se aventuraba como una sesión de control, más bien gris y anodina por la ausencia de la vicepresidenta, que es quien pone calor y color en sus respuestas a la oposición, terminó convirtiéndose en una de las jornadas más amenas, pero también más bochornosas -y mira que últimamente las ha habido- de las que este cronista recuerda en su ya larga trayectoria en la Cámara de Diputados.
Bochorno por el lamentable espectáculo de estas llamadas activistas de Femen, que demostraron su carencia de pudor y dignidad, no por el desnudo de sus pechos, sino por la falta de respeto que demostraron a una institución que es símbolo y representación de la democracia y del Estado de Derecho, algo que ellas, como otros que las precedieron con actitudes similares, parecen ignorar o despreciar.
Quienes ocupan los escaños de las Cámaras, nos gusten o no, son los elegidos por la soberanía popular y sus legítimos representantes y es al pueblo español, a través de ellos, a quien se ofende. Algo que deberían aprender también los ¿señores? diputados de IU-ICPV, con Cayo Lara a la cabeza que al aplaudir el menosprecio al Parlamento, se calificaron a sí mismos y a su idea de la libertad y del respeto de los valores democráticos.
Los salarios no bajan
Y, para poner la guinda, ¿cómo no?, apareció el ministro Montoro asegurando sin rubor que los salarios no bajan en España. Una falta de respeto a la verdad, a la inteligencia, al Parlamento y a todos los ciudadanos españoles a quienes no cesan de exigirnos sacrificios y asfixiarnos hasta la extenuación con una política fiscal confiscatoria y el acoso y derribo al Estado de Bienestar.
Sacrificios que ellos no hacen, ni se les espera. Y, si no, ahí está esa parodia de reforma de la Administración Local que sólo recorta funcionarios pero ni suprime instituciones ni elimina duplicidades, mientras mantiene los sueldos desorbitados de los alcaldes de las grandes ciudades y permite aumentar el número de cargos de confianza y asesores. "Moderación es lo que necesita usted", le dijo Montoro a Cayo Lara. Pues eso, consejos vendo pero para mí no tengo.