José Antonio Griñán acumula hitos históricos en su haber. Al hecho de ser el primer presidente de la Junta que accede al cargo sin ser elegido en las urnas (en 2009) y ser el primer candidato del PSOE andaluz que pierde unas elecciones autonómicas en 32 años de historia democrática (en 2012), ayer añadió el de ser el primer senador por Andalucía que no cuenta con el apoyo de la oposición. Su designación para ocupar un escaño en la Cámara Alta salió adelante con los votos de 55 miembros de PSOE e IU, entre los cuales no estaba el de su heredera Susana Díaz, que ayer fue recibida por el Rey.
Esos 55 votos son la mayoría simple de la cámara andaluza, que tiene 109 diputados. Hasta ahora, todos los senadores elegidos en Andalucía, de todos los partidos, habían contado con el apoyo de la formación contraria. El PP ironizó que es "de vodevil" que Díaz tampoco haya votado a su antecesor.
No obstante, IU se desmarcó en dos aspectos del plan de huida de Griñán de Andalucía. Primero, aseguró que pedirá la dimisión del expresidente como senador si finalmente resulta imputado en el caso ERE. Y, segundo, finalmente rechazó que la exconsejera Carmen Martínez Aguayo ocupara un puesto en la mesa del Parlamento andaluz, como inicialmente aprobó incluir en el orden del día de la sesión parlamentaria de ayer.
Antes de esas votaciones, Griñán compareció en el Parlamento escoltado por Aguayo y por el exconsejero de Economía, Antonio Ávila, para descalificar el auto de la juez Mercedes Alaya que lo señala a él, y a esos dos exconsejeros, como preimputados en el caso ERE.
El también presidente del PSOE, cargo que descartó abandonar, aseguró que no prevé recurrir el auto ni demandar a la juez. Añadió que el documento es "incalificable" porque "no hay propuesta de imputación, ni atribución de hechos delictivos". "No le veo fundamento".
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Susana Diaz se ausenta