
Susana Díaz dejó claro el sábado, en el acto social de su toma de posesión como presidenta de la Junta en Sevilla tras ser investida el jueves, que se siente con las manos libres para decir y hacer lo que crea oportuno como la socialista con más poder en España. En su discurso no citó ni a su antecesor José Antonio Griñán, ni al de este, Chaves, ni al secretario general de su partido presente en el acto, Rubalcaba. Sí se reconoció heredera de Rodríguez Zapatero, que también asistió.
No obstante, en las últimas semanas ha consultado a expresidentes andaluces (al menos tres de los cuatro, todos menos José Rodríguez de la Borbolla), a Felipe González o al propio Zapatero.
Una comunidad que acoge el mayor caso, pero no el único, de corrupción de la historia de España por el volumen de fraude y el número de imputados (el de los ERE); que vive con respiración asistida que le proporcionan los fondos que llegan de Madrid -el ministro de Hacienda, Montoro, estuvo presente el sábado y comprometió la continuidad del apoyo del Estado; con milmillonarios impagos a empresa, administraciones y entes públicos; con un paro del 36 por ciento y la pobreza en alza...
Díaz sabe que su margen para experimentar y dar rienda suelta a su pregonado izquierdismo está limitado por la brutal crisis que ha hecho a Andalucía perder un 6,6 por ciento de su PIB desde 2008.
Por ello, pese a su hermetismo con respecto al Gobierno que se conocerá previsiblemente hoy, los nombres que suenan para ocupar las 11 consejerías de la Junta están marcados en su mayoría por la veteranía. Luciano Alonso, hasta ahora consejero de Cultura pero que entre 1994 y 2004 dirigió en Málaga la delegación del Gobierno andaluz y de la consejería de Gobernación, se perfila como el próximo consejero de Presidencia.
Fiscales y cirujanas
Sustituirá en esta cartera a la propia Díaz, que lo ocupaba desde que Griñán formó gobierno en mayo de 2012. Alonso, extremeño de nacimiento pero que ha desarrollado su vida profesional en la Costa del Sol, cubre la cuota malagueña en el Gobierno y aporta veteranía y capacidad de trabajo. El reparto de consejeros entre las ocho federaciones provinciales del PSOE andaluz es una herencia de la época de Chaves que Díaz recupera ahora.
Junto a él, otro hombre fuerte en el Gobierno seguirá siendo el fiscal Emilio Llera al frente de Justicia. Llera, profesional experimentado, dirige toda la estrategia de defensa del Gobierno frente al avance de la instrucción del caso ERE.
Griñán lo eligió para esta tarea en mayo del pasado año, y el temor latente al avance de las investigaciones que dirige la juez Mercedes Alaya ha llevado a Díaz a darle continuidad. Pese a que sus declaraciones machistas sobre la juez, junto a otras donde le criticaba o presionaba, le han puesto en el ojo del huracán.
Distinto es el caso de María José Montero, que cubre la cuota sevillana dentro del PSOE junto a la propia presidenta y el citado Llera. Cirujana, es desde 2002 viceconsejera de Salud, departamento que dirige desde 2004. Habría expresado su cansancio, y pedido otras responsabilidades, quizá Hacienda, donde sustituiría a uno de los dos escuderos de Griñán, Carmen Martínez Aguayo. Cartera clave ante la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica.
Para Economía, alguna fuentes apuntan a la llegada de un exalto cargo de peso a escala nacional, que se presentaría como una especie de fichaje de la presidenta, y compense su desconocimiento de este área clave. Algo parecido a lo que Griñán hizo con el exembajador y exconsejero de Agricultura, Luis Planas, que trató de competir sin éxito con Díaz en las primarias exprés de julio. El actual consejero de Economía, Antonio Ávila parece seguro que saldrá. Podría acabar salpicado en los ERE o Invercaria, ya que ocupa la cartera desde 2009 y tanto ese año como 2010 son objeto de investigación judicial.
Por parte de IU, y aunque se ha especulado con que los socios de Gobierno presionarían para ganar poder, conservará las tres carteras y con las mismas personas: Diego Valderas, vicepresidente y consejero de Administración Local; Elena Cortés, en Fomento y Vivienda, desde donde impulsó el decreto de Función Social de la Vivienda paralizado por el Constitucional tras el recurso del Gobierno y que prevé expropiaciones temporales de pisos; y Rafael Rodríguez en Turismo.
¿Quiénes serán los otros cinco consejeros hasta completar los once, número que Díaz ha avanzado que respetará? Sólo ha señalado que su gobierno será paritario. Faltan, por tanto, al menos tres mujeres más. Si unimos la pista de género a la evidencia de que la presidenta tendrá que recompensar el apoyo que las, hasta ahora, federaciones socialistas críticas de Jaén y Cádiz le dieron en el proceso de primarias que la alzó como única candidata, surgen dos nombres.
Primero, Mar Moreno, otra veterana socialista de Jaén que ha sido consejera de Presidencia y portavoz del Gobierno antes que Díaz, y desde 2012 ocupa la cartera de Educación. De larga trayectoria en el PSOE a escala nacional y andaluza, su relación es buena con IU. La otra mujer que suena con fuerza por parte del PSOE de Jaén es Micaela Navarro, que amagó con presentarse a las primarias para competir con Díaz y que renunció, quizá bajo la promesa de un futuro cargo con el que regresar al Gobierno, donde ya fue consejera de Bienestar Social entre 2004 y 2012.
Todo ello sin olvidar la patata caliente de las competencias de Empleo -hoy unidas a Economía-, foco de los ERE. Hoy se desvelará definitivamente un Gobierno sobre el que recaen muchas expectativas, pero que tendrá relativo poco tiempo para cumplirlas -o no-: dos años y medio máximo hasta las próximas autonómicas de 2016.