
Rajoy ha negado este jueves la doble contabilidad en el PP, pero ha admitido el cobro de "remuneraciones complementarias. Rubalcaba, por su parte, ha insistido en pedir al presidente que dimita. La moción de censura es un as en la manga. El Gobierno y el PP, satisfechos con Rajoy | ENCUESTA: ¿Quién ha ganado el debate?
Mariano Rajoy sí habló ayer de Bárcenas. Hasta en una docena de ocasiones pronunció el nombre, hasta ayer ignorado, del extesorero del Partido Popular, durante la hora larga que duró su primera intervención ante el Pleno del Congreso. Y lo hizo para admitir que "me equivoqué". Reconocimiento que, sin embargo, no lleva implícito un sentimiento de culpa y no va a derivar en cambios de Gobierno.
Fe ciega en Bárcenas
"Soy una persona recta y honrada. Y como no voy a declararme culpable, porque no lo soy, ni voy a dimitir ni voy a convocar elecciones, que es exactamente lo contrario de lo que convendría a este país", dijo con firmeza y convicción el presidente del Gobierno en su turno de réplica, respondiendo a las peticiones de dimisión que, lideradas por el portavoz socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, le dirigieron el resto de los grupos de la oposición, excepto los nacionalistas de CiU y PNV.
Previamente, en su discurso inaugural, el jefe del Ejecutivo ya había dejado muy claro que "nada de esto afecta, limita o condiciona al Gobierno de España" y que "no modificaré el rumbo de reformas que hemos programado para salir cuanto antes del estancamiento y estimular la creación de empleo". Fueron afirmaciones rotundas de un Rajoy que, entre reiteradas interrupciones por los aplausos enfervorecidos de la bancada popular, también describió su papel en el llamado caso Bárcenas como la historia de una equivocación y de un engaño.
"Me fié de el y le apoyé". "Creí en su inocencia". "Me equivoqué al confiar en una persona inadecuada?, sí". "Me engañó, sí". Esa fue, literalmente, la secuencia del relato presidencial, previas al apartado de negativas y de desmentidos, empezando por adelantar que "en el Partido Popular ni se ha llevado a cabo una doble contabilidad ni se oculta ningún delito".
Presunción de inocencia
Sí confesó, en cambio, que se habían pagado sobresueldos, pero siempre de forma legal y declarada. "¿Se han pagado sueldos? Sí. Se han pagado remuneraciones complementarias por razón del cargo? Sí. ¿Se han pagado anticipos o suplidos a justificar por gastos inherentes al desempeño del cargo? También, como en todas partes", dijo Rajoy, para apostillar que "se ha pagado por un trabajo, se ha pagado en blanco y se ha incluido el pago en la contabilidad".
Aludió también a la presunción de inocencia para justificar su silencio, hasta ahora sobre lo que calificó de "infundios, calumnias, maledicencias y embustes" de Luis Bárcenas. "No es a mí a quien corresponde la carga de la prueba, sino a quien me acusa", aseveró.
Finalmente, y tras repetir que no tiene miedo a la moción de censura, insistió en que "ni se ha producido, ni se está produciendo, ni se producirá, ningún tipo de indicación, de sugerencia a, de presión, ni a la Administración de Justicia, ni a la Administración Tributaria, ni a la policía judicial, ni a ningún escalón administrativo que tenga algo que ver con este proceso".
Los argumentos del PSOE
Curiosamente, la moción de censura apenas formó parte del discurso del secretario general del PSOE, quien después de tanto repetirla en los días previos, ayer se limitó a decir que "no renuncio a utilizarla".
Sí pidió Pérez Rubalcaba, una vez más, a Rajoy, que dimita por considera que está "condicionado" por el caso Bárcenas y eso hace que se "ha quedado sin autoridad", al tiempo que de haber cometido "delitos contra la democracia que no prescriben como son "amparar ilegalidades, beneficiarse de ellas, mentir, ningunear al Parlamento y estar sometido a hipotecas".
"Con qué autoridad viene a hablar de corrupción, a pedir a los españoles que no evadan impuestos o pedir esfuerzos a los pensionistas", preguntó el líder de la oposición al jefe del Gobierno, de quien dijo que "su presencia al frente del Gobierno de España es un problema para nuestra democracia. La resistencia no es buena cosa cuando resistiendo se hace daño al país que uno gobierna. Está haciendo daño a España. Le pido que se marche, le pido un acto de generosidad para un país".
Tras reprocharle que pasara por alto los SMS "afectuosos y de ánimo" que intercambió con Barcenas, Rubalcaba se mostró convencido de que "hubo sobresueldos" y aseguró que "no es creíble que Bárcenas falsificara una contabilidad por lo que pudiera pasar".