
Los seguidores y detractores del depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi comenzaron hoy a caldear los ánimos de cara a las multitudinarias protestas de mañana, mientras el actual mandatario Adli Mansur prometió restaurar la estabilidad.
Ambos bandos han efectuado llamamientos para que sus partidarios salgan a las calles en masa con el fin de rechazar "el sangriento golpe de Estado", en el caso de los islamistas, y de "proteger la revolución y condenar el terrorismo", según los opositores a Mursi.
Es curioso cómo las dos facciones rivales se consideran valedoras de la revolución del 25 de enero de 2011, que derribó al presidente Hosni Mubarak, y se oponen a cualquier injerencia extranjera en Egipto tras la destitución de Mursi el pasado 3 de julio.
Ante estas convocatorias del denominado "viernes de la victoria", Mansur instó en su primer discurso a la nación a la reconciliación y prometió "llevar la batalla por la seguridad hasta el final".
"No volveremos nunca hacia atrás y avanzaremos hacia la libertad y la estabilidad", subrayó, en respuesta a las exigencias de los islamistas de que Mursi sea restituido en el poder.
Mansur reconoció que Egipto atraviesa "una etapa decisiva", en la que, en su opinión, algunos desean "lo desconocido y la violencia" y otros una mejoría del país y "reforzar los derechos humanos y la libertad".
La islamista Coalición Nacional para la Defensa de la Legitimidad, que incluye a los Hermanos Musulmanes, instó a manifestarse mañana contra el golpe militar "sangriento e injusto" y para recuperar la revolución "robada por los golpistas".
El epicentro de las protestas de los islamistas es la plaza de Rabea al Adauiya, en el este de El Cairo, donde mantienen una acampada que ha ocasionado tensiones con los habitantes de la zona.
Los detractores
Por su parte, los detractores de Mursi han convocado manifestaciones en la plaza cairota de Tahrir y frente al palacio presidencial de Al Itihadiya, para reivindicar las demandas de los ciudadanos que salieron el 30 de junio para exigir la renuncia de Mursi.
Los principales grupos revolucionarios, entre ellos el destacado "Tamarrud" (rebelión), justificaron sus protestas en que es necesario "proteger la revolución y sus logros".
En una rueda de prensa, el dirigente de "Tamarrud" Mohamed Abdulaziz afirmó que las manifestaciones pretenden también impedir "las tentativas de los grupos terroristas de retroceder", en alusión a las protestas de los islamistas en favor de restituir a Mursi.
Los asistentes a este acto criticaron el supuesto apoyo de EEUU a los Hermanos Musulmanes, a los que el responsable del grupo "Kifaya" Muhsen Hashem tachó de "terroristas".