Política

El tsunami Aznar sacude el discurso fiscal del Gobierno de Rajoy

Aznar y Rajoy, en un acto antes de la distancia de la entrevista de A3. Imagen: Archivo

"Es como la paloma del Espíritu Santo. Uno la siente encima... y es que algo ha cambiado en el ánimo de muchos", revela a EcoDiario.es un destacado dirigente del PP, a propósito del efecto que ha tenido entre las filas populares las consecutivas declaraciones de José María Aznar desde aquella "impactante" entrevista de Antena 3. Piqué tiene las claves de la decepción con Rajoy.

La crónica de los hechos se remonta a la tarde-noche, en la que en los informativos de Antena 3, con formato exclusivo para la ocasión, irrumpe José María Aznar. Era 21 de mayo... Algunos medios ya habían adelantado el deseo del expresidente de defenderse de las acusaciones vertidas por el diario El País y del creciente enfado con su partido por su incapacidad para salvar su nombre. Lo cierto es que ningún medio de comunicación se atrevió a dar fecha y hora. Entonces, todos los pronósticos fallaron.

Las palabras del expresidente levantaron al día siguiente un sarpullido en Génova 13. El aparato filtraba sin nombres los apoyos de Rajoy dentro del partido. Las declaraciones de Aznar, garantizaban, no hacían mella, "no había debate interno", dijo Cospedal. Justo una semana más tarde de aquella intervención, el expresidente acudía al Congreso de los Diputados arropado de FAES. Hasta allí se trasladaba para presentar unas biografías políticas.

En el lugar no encontró más oposición interna que la de Jesús Posada, que en su alocución recordó a Aznar que Rajoy es ahora el presidente, y él y solo él cuenta con el apoyo del Partido Popular. La frase apenas tuvo impacto sobre Aznar. Minutos antes, el antiguo inspector de Hacienda ya había repasado los puntos claves de su propuesta reformista de Gobierno. Días más tarde, fuentes gubernamentales confirmaban lo que era un rumor a voces, desde Moncloa se había pedido a los ministerios que no se hicieran ningún comentario de las palabras de Aznar.

El resultado de esa orden era efectivo. La segunda aparición del expresidente apenas tenía resaca. Lo que hubo era matizable y positivo. Alguna salida de tono, pero todos coincidían en que Aznar, en el fondo, defendía lo mismo que denfendía el Gobierno. En definitiva, el ADN del PP. Solo había que esperar al tiempo en que esos principios pudieran aplicarse, matenían.

Pese a todo, la tercera intervención de Aznar conservaba intacta la emoción. Apuestas con variantes. Aquellos que pensaban que el presidente de honor del PP seguiría mandando mensajes a Rajoy y 'dando palos' en el mismo lado; los que asumían que era su responsabilidad como el líder que había sido, y por último, los que esperaban un acto de calado institucional".

Horas antes, el vicesecretario de Organización, Carlos Floriano no ocultaba que "como pueda" acudiría al acto. Y así lo hizo, con el ingrediente de la sorprendente e inesperada llegada de la vicepresidenta del Gobierno. Cuentan las narraciones, que el rumor se expandió en la improvisada sala del Siglo Club XXI: "!Que viene Soraya, que viene Soraya!, rubrican algunos artículos.

El inamovible mensaje reformista

Aznar no se salió del guión. Colocados con otro orden, con una retórica menos incisiva y más institucional, el expresidente desgranó los mismos preceptos que expuso en Antena3 y en el Congreso de los Diputados.

La presencia de Soraya Sáenz de Santamaría -apuntan algunas voces- dulcificó el discurso de José María Aznar. Al día siguiente, martes, se podían leer titulares de este tenor:  "Aznar baja el tono de la crítica" (vozpopuli); "Un Aznar más conciliador pide un nuevo sistema fiscal y estabilizar el Estado autonómico" (elconfidencial), "Génova da por zanjada la polémica con Aznar" (diariofinanciero).

Un cambio en el discurso

La presencia de la vicepresidenta del Gobierno había tenido su efecto, al tiempo que el misterio de su asistencia a última hora se desvanecía. Un asesor de Rajoy le había recomendado enviar a alguien para frenar la tensión y calmar el enfado de los afiliados, publicaba elconfidencialdigital. Estrategias o no, la conferencia del Siglo Club XXI sienta un antes y un después en las relaciones internas del Partido Popular.

La prueba más evidente del cambio en el discurso impositivo del Gobierno de Rajoy lo adelantaba el presidente de Extremadura. Monago, en el debate del Estado de la Región, anunciaba a bombo y platillo bajada de impuestos y tasas a las clases más desfavorecidas. Planteamiento demagógico o no, la iniciativa de Monago no sembraba las críticas oficiales del partido. El refuerzo a su oratoria se confirmaba con las palabras de Montoro desde la tribuna del Congreso de los Diputados.

Este miércoles, el titular de Hacienda no habló de bajar impuestos de manera literal, pero dijo aquello de "reducir la fiscalidad a los que menos renta tienen" para 2014. Un mensaje que obtenía el beneplacito de algunas baronías, entre ellas la cántabra, la riojana y la castellano-manchega, dispuestos a emular a su compañero Monago. Otras, como la murciana y la balear no se mostraban tan solidarias con la rebaja impositiva en el marco de la fiscalidad autonómica.

Del efecto tsunami al miedo a las europeas

Sin embargo, el efecto tsunami, como llaman algunos; el efecto tormenta, citan otros; el retorno del Yeti, como apoda un reputado columnista, no puede ser calibrado sin la foto final.

Este jueves,  el veterano periodista y académico de la Lengua, Luis María Anson, hace una reflexión en su segunda de El Mundo, un artículo que podría explicar el cambio de política o de discuso de Rajoy. Anson aporta un dato clarificador: "Parece claro que el 80% del aparato directivo del Partido Popular está con Mariano Rajoy. También que el 80% de los militantes, con José María Aznar... Si las crisis económica se acentuara en otoño, una parte considerable de los dirigentes del partido se pasaría a las posiciones del expresidente". Una tesis que apoya el comentario de un destacado dirigente del PP: "Es como la paloma del Espíritu Santo. Uno la siente encima... Algo ha cambiado en el ánimo de muchos".

Más allá de los pronósticos, unas elecciones europeas a la vuelta de la esquina, y una pérdida de 17 puntos en la  intención de voto, podrían ser claves para sustanciar el cambio de estrategia que está experimentando el Partido Popular y el Gobierno. El encuentro entre Rajoy y Aznar, el próximo mes de julio en FAES pueden ser reveladores.

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