Política

CiU y PSC van cuesta abajo y sin frenos

Artur Mas y Pere Navarro. Imagen: EFE

Cataluña vive una acelerada evolución de su panorama político y económico que le lleva hacia la ruptura definitiva del sistema bipartidista que ha regido desde la Transición. Durante 30 años, CiU y PSC han alternado la presidencia de la Generalitat, igual que en Madrid PP y PSOE se han repartido la del Estado. ERC ganaría hoy las elecciones en Cataluña.

Tanto convergentes como socialistas catalanes han encontrado en el debate soberanista el veneno perfecto que ha potenciado las desavenencias en su seno. CiU, que es fruto de la coalición entre la Convergència de Jordi Pujol y la Unió de Josep Antoni Duran i Lleida, pasa momentos que viven los matrimonios antes de divorciarse: de cara a fuera todo sigue igual, pero en privado cada uno de los cónyuges critica al otro sin piedad.

En Convergència, Duran i Lleida es un traidor a la causa independentista catalana, mientras que en Unió, Artur Mas es un pobre hombre abducido por sus asesores que no se da cuenta de que el presidente de ERC, Oriol Junqueras, le está arrebatando a marchas forzadas miles y miles de votantes.

Lío en la casa socialista

En el PSC las cosas no son muy diferentes, aunque las desavenencias ya vienen de más lejos. En este caso choca el PSC-PSOE de José Montilla o Celestino Corbacho con el socialismo catalanista que representaba Pasqual Maragall o Narcís Serra. El actual primer secretario del partido, Pere Navarro, intentó ser una tercera vía, pero el debate soberanista le está obligando a elegir. Navarro es un equilibrista que quiere combinar su apoyo al derecho a decidir de los catalanes con un no a la independencia, una opción que no entienden ni los votantes del PSOE ni los más catalanistas, lo que se está traduciendo en una sangría de votos hacia los Ciudatans de Albert Rivera por un lado y hacia los ecosocialistas de IC-V por el otro.

La sangría de votos de CiU y de PSC se está traduciendo en una nueva configuración del mapa político catalán, que sitúa a ERC en primer lugar en intención de voto. Tras los republicanos, CiU se convierte en la segunda fuerza, mientras que PSC queda como cuarta, superada por IC-V y muy cerca de PP y Ciutadans. La Candidatura d'Unitat Popular (CUP) o la monja independentista Teresa Forcadas configuran una correlación de fuerzas políticas que profetizan un parlamento catalán muy fracturado, pro independentista y donde los dos grandes partidos habrán perdido el peso específico que hasta ahora tenían.

La división de ese nuevo Parlamento aún podría ser mucho mayor si las rupturas de CiU y de PSC se hacen realidad. De hecho, el hermano de Pasqual Maragall, el exconseller Ernest Maragall ya ha anunciado la creación de un partido socialista catalanista ajeno al PSC. Por su parte, en el seno de Unió la opinión mayoritaria es que si sus socios de coalición "se van de España, nosotros nos quedamos".

Mas reacciona hoy

En el peor de los escenarios, podríamos encontrarnos una cámara a la italiana con presencia de diez grupos donde para formar Gobierno lo mínimo necesario sería un tripartito, una fórmula de recuerdo ingrato. Hoy, Artur Mas tiene previsto anunciar un golpe de timón en la política de su Ejecutivo para cambiar la imagen de desgobierno que arrastra. Aunque es improbable que cambie el rumbo, al menos parece que se ha dado cuenta de la cercanía de los acantilados y quiere reaccionar.

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