
El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Gonzalo Moliner, ha afirmado este miércoles que las protestas que han llevado a cabo algunos ciudadanos junto a viviendas de políticos y cargos públicos no están siendo violentas y, por lo tanto, constituyen un ejemplo de la libertad de manifestación. El gobierno sitúa a los escraches fuera del sistema de libertades
"Los escraches, en tanto en cuanto no sean violentos, y como no lo son, son un ejemplo de la libertad de manifestación", ha declarado en una entrevista en la cadena SER. Sin embargo, "en tanto en cuanto ofendan o atenten contra la intimidad de las personas u otros derechos fundamentales, me parecen rechazables", ha añadido.
Sobre la convocatoria que anima a "asediar" el Congreso de los Diputados este jueves hasta conseguir que se disuelvan las Cortes Generales, Moliner ha dicho que siempre ha luchado por la libertad de expresión y de manifestación. "Por lo tanto, no me importan estos actos", ha indicado.
No obstante, ha reconocido que no se siente "nada cómodo" con esa "actitud" de algunos ciudadanos respecto al Parlamento y ha expresado su deseo de que entre el Parlamento y la ciudadanía hubiera "una mejor conexión".
Falta de consenso
Respecto a las reformas legislativas impulsadas por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, el presidente del CGPJ ha dicho que opina lo mismo que sobre la reforma laboral, en cuya elaboración hubo, a su juicio, una "falta de consenso" que hace que esté "abocada al fracaso".
"Lo mismo me parece ahora con respecto a las reformas orgánicas" en materia judicial, aunque "no puedo manifestarme a favor ni en contra", ha declarado. Moliner ha asegurado que está intentando fomentar el consenso entre las fuerzas políticas "para que al final salga una ley en interés de los ciudadanos".