"Señor Rubalcaba, yo no pido su dimisión; no me interesa". Esta frase del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, resume la pugna que el líder popular y su contraparte socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, mantuvieron en el debate sobre el estado de la nación. 5.965.400 razones que obligaron a Rajoy, por fin, a salir del burladero
El secretario general del PSOE acudía al Congreso de los Diputados con el firme objetivo de acorralar a Rajoy para erigirse en portavoz de una calle atenazada por la crisis económica. Pero fracasó. Aunque colocó dos buenos golpes iniciales -al reprochar a su rival la falta de atención en el discurso para la sanidad y los desahucios-, luego perdió fuelle, dando alas a su rival con su discurso blando.
"Empezamos a sacar la cabeza del agua", "no abandonaremos", "tenemos un futuro y hace un año no lo teníamos" y "haré honor a mi palabra cuando las circunstancias lo permitan". Rajoy llegaba a la cita en condiciones precarias (casi seis millones de parados, la crisis económica, descrédito demoscópico y el escándalo de los presuntos sobresueldos en Génova 13) pero consiguió zafarse ante la tibieza socialista.
Se había preparado a conciencia. Poco a poco, el inquilino de La Moncloa se crecía y se sentía más cómodo. Sin alharacas, desplegaba sus datos y proyectos, ante lo que el socialista sólo podía tratar de erigirse en vocero ciudadano: "Vive usted en una España distinta a la que vive el resto".
A la desesperada, Rubalcaba trató de hincar el diente con el 'caso Bárcenas'. "Mi partido no ha sido condenado; el suyo, sí", reaccionó con furia Rajoy ante el croché. Así, el presidente mandaba un mensaje a los suyos: no piensa dimitir. "El PP va a estar cuatro años gobernando porque para eso nos votaron", replicó. La consigna está clara y Rajoy se veía aupado por la falta de saña socialista: el presidente, que se esperaba guerrilla, barro y -seguramente-una petición de dimisión más clara, salvaba su peor momento.
Bancada contra bancada
Varios miembros del Gobierno han asegurado que Rajoy, y España vencieron en el debate. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ha destacado la trascendencia de las iniciativas planteadas.
Ante la pregunta de quién salió reforzado ayer del debate, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ha respondido que los españoles, mientras que el titular de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, se ha mostrado convencido de que fue Rajoy quien logró reforzar esa posición. De la misma opinión que Wert es el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, quien cree que Rajoy salió reforzado "absolutamente".
El ministro de Industria, José Manuel Soria, ha elogiado también la intervención de Rajoy y su mensaje de que no hay que dormirse y hay que seguir profundizando en las reformas.
Ni siquiera en la otra bancada, los socialistas dan como ganador incontestable a Rubalcaba, y se centran en otros detalles. Así, Soraya Rodríguez, calificó la intervención de discurso "de corazón y muy cercano a la calle que ha gustado mucho al grupo parlamentario": el presidente se ha quedado "noqueado".
El expresidente del PSOE Manuel Chaves lo dejaba claro: "El dilema no es quién ha salido más reforzado, sino quién ha sido capaz de trasladar a la ciudadanía que hay una salida.
En cualquier caso, su parlamento sí gustó en las filas socialistas, incluso entre el sector cercano a la exministra de Defensa Carme Chacón.
Sin encuestas
Las empresas demoscópicas aún no han hecho públicas las encuestas sobre este combate parlamentario, por lo que se debe acudir -por ahora- a las de los periódicos.
Así, un 58% de los lectores de elEconomista.es creen que Rajoy ganó del debate, mientras que un 27% apuesta por Rajoy. Sin embargo, casi un 15% afirma que no ganó nadie.
La de El Mundo da todavía más margen al político del PP: un 70% frente a un 30%, mientras que la de ABC arroja unos datos similares: un 89,5% dice que ganó Rajoy, un 9,1 que lo hizo Rubalcaba y un 1,4% apuesta por el empate.
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Rajoy VS Rubalcaba