El presidente de la Generalitat y ganador de las elecciones autonómicas celebradas ayer, Artur Mas, no tiene previsto hacer "muchos cambios" en la estructura de su próximo Gobierno. El presidente considera que el actual Ejecutivo sólo hace dos años que está en activo y, por lo tanto, la mayoría de sus piezas deberían continuar. "Es un Gobierno joven que no hace mucho que funciona", ha señalado Mas.
Sin embargo, el presidente de CiU prevé realizar modificaciones y retoques tanto en el dibujo de las estructuras del futuro Gabinete catalán como en alguno de sus miembros.
Para afrontar una legislatura que CiU quiere que sea la de la consulta soberanista, Mas se plantea recuperar la figura del conseller en cap, una especie de jefatura de Estado que fue creada por Jordi Pujol en su último Gobierno precisamente para que Mas ocupara ese cargo y tuviera mayor proyección pública.
Aunque en 2010 Mas se planteó recuperar este cargo para que lo ocupara el secretario general de la federación y líder de UDC, Josep Antoni Durán i Lleida, finalmente, éste renunció para mantener su papel de portavoz de CiU en el Congreso y fue nombrado presidente de las cuatro comisiones bilaterales entre Estado y Generalitat. Esto le permite incorporarse a las reuniones del Ejecutivo de Mas cuando lo considera conveniente.
Duran continúa al margen
En esta ocasión, Durán tampoco entrará en el equipo, pero Mas podría reservar el cargo de conseller en cap para Oriol Pujol. El actual secretario general de Convergència es considerado el delfín de Artur Mas y de esta forma se foguearía en la tareas de gobierno, mientras que el president se dedica a tareas de alta política para lograr la celebración de la consulta popular que ha prometido CIU en su programa. Además, así Mas devolvería el favor a Jordi Pujol cuando le nombró conseller en cap a él.
El segundo asunto que preocupaba al president era la continuidad de Andreu Mas-Colell como conseller de Economía. Tras dos años de gestionar la miseria, el profesor estaba cansado y había sugerido la posibilidad de abandonar el gabinete. Como sustituto sonó el catedrático Xavier Sala i Martí, que cuenta con una reputación internacional similar a la de Mas-Colell. Para Mas el reconocimiento internacional de su financiero es clave en un momento en que debe dar credibilidad a las cuentas catalanas para lograr adhesiones a su proyecto secesionista.
Sin embargo, en CiU no quieren oír hablar de Sala i Martí que, aunque apoyó a Mas en las elecciones de 2003 y 2006, en las de 2010 apostó por el expresidente del Fútbol Club Barcelona, Joan Laporta. En paralelo, parece que han convencido a Mas-Colell para que siga.
Su hombre de confianza
En un peldaño inferior se encuentra la situación de Felip Puig. El actual conseller de Interior es un hombre de máxima confianza de Artur Mas y del propio Oriol Pujol, por lo que no debería tener problema para continuar en el Ejecutivo. Sin embargo, su nombre es uno de los más relacionados con el presunto cobro de comisiones por parte de CDC en el Caso Palau que investiga la justicia catalana.
Son los dos consellers independientes del ejecutivo (Boi Ruiz y Francesc Xavier Mena) los que menos posibilidades de continuidad tienen. El responsable de Sanidad, Ruiz, está quemado por los continuos recortes aplicados al sistema sanitario, y el de Empresa y Ocupación, Mena, ha tenido una gestión gris en la que tenía como objetivo reducir el paro a la mitad y lo que ha hecho ha sido no parar de crecer.
Ninguno de los dos milita en CiU y la excusa para jubilarlos sería que se necesitan consejeros más políticos. Para sustituirlos suenan los exconsellers Ramón Espadaler, hombre de confianza de Durán i Lledida, y Antoni Fernández Teixidó, un convergente histórico.