
El Partido Popular perdería su feudo en Valencia tan sólo un año y medio después de que Francisco Camps alcanzase una holgada mayoría absoluta. A pesar del intento de Alberto Fabra de sanear las cuentas públicas vía recortes impopulares y de lavar la imagen de corrupción del partido, el descalabro sería tal que perderían 13 escaños situándose en los 42. Este vuelco electoral está enmarcado también en la desafección generalizada de la ciudadanía hacia la clase política, de la que tampoco se librarían los socialistas de Ximo Puig. Estos tendrían la opción de acceder al Parlament de la mano de Esquerra y Compromís,
Así lo refleja el sondeo realizado por Metroscopia para El País, que apunta que el PP perdería 15,1 puntos pporcentuales (obtuvo el 49,3% en los comicios) para quedarse con el 34,2%. Con estos datos la posibilidad de que la izquierda gobernase en coalición se daría por hecho.
El Partido Popular no podría ni siquiera luchar de la mano de UPyD, que obtendría un 7,1% de los votos y hasta seis escaños, para frenar futuribles pactos entre la izquierda.
Los socialistas no se libran tampoco del varapalo ciudadano. Pese al enorme descenso que ya registraron en las elecciones de 2011 respecto a comicios anteriores, los socialistas siguen en caída libre. Éstos perderían ocho de los 33 escaños actuales y se colocan por debajo del 20% de voto.
Compromis y Esquerra se convierten en la alternativa al bipartidismo en la Comunidad Valenciana. Coalició Compromís pasa del 7,1% de los votos al 13,6% y Esquerra Unida pasa del 5,9% del voto al 11,5%. Ambos partidos obtendrían 13 escaños cada uno, que sumados a los 25 del PSPV permitirían formar una coalición de izquierdas con 51 parlamentarios.