Política

Análisis: La política estatal se enreda en las elecciones autonómicas

Mariano Rajoy con Alberto Núñez Feijóo.

Estamos ya en campaña electoral previa a las elecciones autonómicas vasca y gallega, y después de la publicación de las primeras encuestas.

Éstas parecen apuntar, de momento, que en Euskadi habrá una abultada mayoría nacionalista después del regreso de la izquierda abertzale a la legalidad y a la competición, lo que probablemente dará lugar a un gobierno transversal PNV-PSE; y que en Galicia todas las posibilidades están abiertas porque, aunque parece posible que Núñez Feijóo logre revalidad su ajustada mayoría absoluta, el surgimiento de nuevas formaciones y el desgaste experimentado por el PP en el Estado podrían deparar sorpresas.

Los resultados de las elecciones vascas, en las que Bildu conseguirá la segunda plaza con tendencia a la baja y el PSE cosechará un importante revés, están descontados desde hace tiempo ya que la alianza ocasional PSE-PP tenía sentido en la fase terminal de la violencia -y eso entendió la ciudadanía al auspiciarla matemáticamente- pero no cuando, en cierto modo, se trata de poner las bases de la futura normalidad democrática, pese a que la organización terrorista no ha desaparecido todavía.

Urkullu vira al centro

Además, Urkullu, tan distinto de Ibarretxe, ha decidido ubicarse en una posición muy centrada, en la que da clara preeminencia a resolver la situación económica sobre cualquier designio soberanista o revisionista del actual statu quo.

Urkullu sabe además que le conviene ser discreto frente a Europa, ya que el concierto económico está muy mal visto en Bruselas. Evidencia que explica también que el PNV no vea con buenos ojos la expresividad reivindicativa de los catalanes, que podría tener efectos contraproducentes cuando Europa, a lo largo del proceso integrador que viene, imponga el criterio de la armonización fiscal.

Las elecciones gallegas sí pesarán en cambio de manera muy directa sobre la política general de este país. Una victoria de Núñez Feijóo reafirmaría la posición de Rajoy en el Estado. Y viceversa: de la misma manera que la derrota (relativa pero derrota al cabo) del PP en Andalucía, que hizo posible la continuidad de un gobierno de izquierdas, supuso un serio aviso a Rajoy, ahora otro naufragio representaría una reprobación todavía más grave ya que el PP ha fijado mejor y más dilatadamente sus vectores de futuro.

Es difícil que, de momento, la principal oposición, socialista, muy desarbolada aún, se fortalezca en el plano estatal, pero sí encontrarían renovado oxígeno todos los movimientos sociales espontáneos que traducen el malestar social ante una degradación socioeconómica que está dejando víctimas.

Asuntos nacionales en Galicia

En Galicia, el leve descenso del PSG se vería compensado por la discreta subida del BNG y por la probable entrada en el Parlamento de EU-Anova, la coalición formada por Izquierda Unida y la escisión del BNG encabezada por Beiras. Y el PP podría verse dañado por el partido de Mario Conde, que, aunque de momento no gana escaños en las encuestas, podría restar votos significativamente al PP en las cuatro circunscripciones. Parece, en fin, que la mayoría absoluta que el PP necesita para gobernar no está asegurada? Lo que explica que Rajoy trate de no hacer gesto alguno que perturbe los actuales equilibrios. Pedir el segundo rescate por ejemplo.

La tendencia general en Europa desde 2009 es que los gobiernos que gestionan la crisis pierden las elecciones. Es lógico que así sea. Y ello lleva a Feijóo a intentar disimular su pertenencia al PP eliminando símbolos y evitando comparecer demasiado a menudo con Rajoy y con los líderes estatales.

No es probable que esta estrategia pueril le dé resultado: los gallegos saben perfectamente quién es quién y con quién juega, por lo que la defensa de las propias posiciones deberá hacerla Feijóo por medios más inteligentes y sofisticados.

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