Política

Análisis: El tufo de la corrupción andaluza llega a la UE

El tufo de la corrupción andaluza llega a la UE. Imagen: EFE

E l Gobierno andaluz va a tener que dar cuenta de su gestión, de manera creciente por los brutales desmanes con nuestro dinero cometidos en múltiples consejerías desde hace años, a la Comisión Europea. Y los ciudadanos tendremos que hacer como los españoles que querían ver una película erótica bajo la dictadura: cruzar los Pirineos para enterarse de lo que vale un peine.

De manera análoga, son ahora los informes de auditoría y los informes anuales de actuación de las direcciones generales de la CE quienes reflejan verdades como puños que nuestra Junta, y sus comprados , no todos afortunadamente medios de comunicación, tratan de ocultar o edulcorar. He aquí el somero compendio de corruptelas cuyo tufo ya se huele en Bruselas.

La "gravedad de los hechos"

Primero, una grave derivada del caso de los ERE. Son ya varios los autos de la juez Mercedes Alaya en los que se apunta claramente que la Consejería de Empleo, hoy diluida en Economía, se pasó por el forro de sus respetos la normativa europea de ayudas a empresas. Chorizos redomados como los diputados socialistas en el congreso Manuel Chaves, Gaspar Zarrías o José Antonio Viera, ¿hasta cuándo cobrarán un sueldo público después de la ruina causada a al menos dos generaciones de andaluces? dieron el dinero de todos, y en la cantidad que les vino en gana, a sus amigotes.

Segundo. La Comisión Europea tiene suspendido a día de hoy la entrega de fondos Feder a Andalucía como consecuencia de que el índice de irregularidades detectado en las auditorías anuales del Tribunal de Cuentas de la UE está entre el 7,5 y el 15% del dinero gestionado en 2010, como ha denunciado en exclusiva elEconomista. El doble que la media española. Los fondos siguen sin llegar en medio de la crisis.

Por último, la Guardia Civil, algo que se conoce al detalle en Bruselas, investiga un fraude masivo que la Junta, nadie se lo cree, claro ni olió. Hasta 25 millones estafados en fondos UE para la contratación estable. Demasiada porquería cuyo mal olor es, pese a todo, la consecuencia más leve para nuestra comunidad.

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