
El Partido Popular, que ganó las elecciones autonómicas andaluzas el pasado 25M por primera vez en 30 años de democracia, afronta la mayor crisis de liderazgo, modelo de partido y futuro político en la comunidad. No es una sorpresa.
Su presidente en las dos últimas décadas, Javier Arenas, sabía que en ese cuarto intento por alcanzar el Palacio de San Telmo (sede de la Junta de Andalucía) se la jugaba a cara o cruz. Y salió esta última opción.
El melón de la autocrítica
La dimisión anticipada de Arenas, dos meses después de los comicios y un mes antes del congreso regional del partido que se ha adelantado de septiembre a julio para encauzar la crisis interna, ha abierto el melón de la autocrítica y de los cambios para que el PP logre algún día ser una alternativa de poder real a escala autonómica al hegemónico PSOE. Básicamente, se trata de acertar en la fórmula y las personas para que su mayoritario e indiscutido poder local y provincial -logro en el que sí ha sido clave Arenas- pueda llegar a transformarse algún día en el control del gobierno autonómico. Hay varias consecuencias inmediatas de la vuelta de Arenas a Madrid que determinarán que ese objetivo sea una realidad.
Contestación provincial
El PP andaluz aseguró la semana pasada que los ocho presidentes provinciales del PP apoyaban a Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla, como presidente del partido más allá del congreso -ahora es presidente interino-. Sin embargo, esa unanimidad no existe en la realidad, y hay sectores críticos en Málaga y, en menor medida, Cádiz, que piden no repetir una estructura poco democrática, focalizada fundamentalmente en Sevilla y en la que, según esos críticos, han progresado jóvenes poco preparados y se ha despreciado el talento de dirigentes veteranos de fuera de la capital. El ascenso del granadino Carlos Rojas como nuevo portavoz parlamentario -auspiciado por Arenas-, y que se perfila como número dos con Zoido -secretario general en sustitución de Antonio Sanz-, es un reconocimiento de las tensiones territoriales dentro del PP andaluz.
Más peso de Málaga
Málaga es el principal granero de voto del PP andaluz, pero también la mayor fuente de rechazo hacia el sevillano Arenas, como se vio por la elevada abstención de votantes el 25M (un 42 por ciento). La alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, es la voz más clara de esos críticos después de haber gozado de la confianza de Arenas como portavoz en el parlamento y ahora haber sido defenestrada. El alcalde de Málaga, por su parte, sí apoya a Zoido pero después de haber conseguido que éste renuncie a uno de sus cargos, el de presidente de la FEMP, al que optó el propio De la Torre en 2011 -y al que ha dicho que no va a volver a optar-. Los dirigentes de esta provincia piden más protagonismo por su aportación de votos.
La hora de las mujeres
Varias dirigentes del PP andaluz van a tener mucho que decir en la nueva etapa, y hay voces que apuestan por que en las autonómicas de 2016 haya incluso una candidata. Entre otras, la ministra de Empleo, la onubense Fátima Báñez; la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez -que ya optó a la presidencia en 2000 y 2004-, o la vicepresidenta del Congreso Celia Villalobos.