Los soldados indígenas Iwia (demonio), entre ellos veteranos que combatieron en la guerra contra Perú de 1995, patrullan la frontera amazónica con Colombia con la moral en alto.
"Aquí estoy, otra vez dispuesto a todo para defender a mi patria", dijo a la AFP un sargento Iwia, quien retiene la imagen de cuando vio a uno de sus amigos caer muerto con un balazo en la frente durante un choque con tropas peruanas en el Cenepa (sureste ecuatoriano) por un conflicto territorial.
"Era soldado cuando fui a la guerra con Perú, ahora como sargento estoy listo para entregar mi vida por Ecuador", agregó mientras era transportado a una región de la provincia de Sucumbíos (cuya capital es Lago Agrio), escenario de una incursión militar colombiana contra las FARC que dejó una veintena de muertos, entre ellos el número dos, Raúl Reyes.
El sargento integra uno de los cuatro equipos de combate (de 40 hombres cada uno) que entraron el miércoles a patrullar la selva, donde los Iwia (que en palabra shuar significa demonio) son expertos en sobrevivir "sin alimentos ni brújula ni nada".
"Por ahí un machete, que es silencioso, y listo, ¡a luchar se ha dicho!", dijo el suboficial, que pidió ser llamado Pepe.
Los Iwia, que llevan un parche con la leyenda "Listo para la guerra" ganado después de cuatro meses de preparación especial en la Amazonia, es un cuerpo de élite del Ejército que concentra a soldados indígenas de nacionalidades como la shuar, achuar, quichuas y secoyas.
Los "demonios de la selva" como Pepe tienen su campamento en la ciudad amazónica de Shell, en la provincia de Pastaza.
Desde allá, a unos 220 km al sur de Lago Agrio, están siendo movilizados hacia la frontera con Colombia para operar con fusiles y ametralladoras HK alemanas y lanzagranadas RPG-7 rusas.
La unidad fue creada hace 26 años, después de otra guerra con Perú en 1981 en que Ecuador sufrió una derrota.
"Entonces el Ejército decidió formar comandos de selva con los indígenas de la zona como los shuar, conocidos por reducir cabezas de personas al tamaño del puño de la mano con métodos naturales", indicó a la AFP el coronel Aquiles López, comandante de la unidad Iwia.
Los shuar, expertos en cazar con largas cerbatanas provistas de flechas con veneno, tienen la capacidad de comunicarse con la naturaleza, "se vuelven uno sólo", señaló otro oficial.
Sobre los "demonios" se dice que "cuando una hoja cae en la selva el águila la ve, la culebra la siente y el tigre la olfatea. El soldado Iwia, la ve, la siente y la olfatea", explicó.
"Con mis compañeros tenemos la moral en alto y yo ya sé lo que es la guerra, aunque no niego que en Tiwintza me dio nervios en el primer tiroteo", señaló Pepe evocando el frente de guerra con Perú.
"Lo que le cuento es verdad. Estuve en Tiwintza entre el 26 de marzo de 1994 y el 4 de marzo de 1995. Mi 'buddy' (amigo) llevaba la ametralladora, junto a mí, y cuando estábamos en posición de combate hubo disparos con el enemigo. Murió".
"Ya pasó, ya sé lo que es la guerra, sólo espero volver a ver a mi familia en Tungurahua (provincia del centro andino), de donde soy", apuntó 'Pepe'.
SP/vel/rpl
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