
José Antonio Griñán nombró el sábado a su primer gobierno. Preside la Junta desde 2009, cuando Manuel Chaves le nombró a dedazo, pero los tres ejecutivos de los que se rodeó desde ese momento nunca fueron completamente suyos, como demostró la crisis por la dimisión del consejero de Gobernación 'heredado' de Chaves, Luis Pizarro, el pasado año.
Y el nuevo ejecutivo, además de haber roto con el reparto de consejeros por provincias para mantener la 'pax' interna, también porque hay menos carteras y porque tres van para IU, tiene dos características principales. Primero, desde el punto de vista andaluz, es un gobierno totalmente comprometido con Griñán, como él mismo dijo el sábado en una entrevista con Canal Sur, dejando claro que quizá los anteriores no lo estuvieron tanto.
El apoyo del líder
Y, segundo, en clave nacional este enrocamiento de Griñán con sus fieles le valdrá para encarar mejor su labor de oposición tanto a Rajoy como, en clave interna, a Rubalcaba, que le felicitó efusiva y masivamente el sábado -ya se sabe, dime de lo que presumes, etc-. En este último sentido cabe interpretar que el nuevo presidente no haya contado con la rubalcabista-chavista Micaela Navarro, ya exconsejera de Bienestar Social, en el nuevo ejecutivo autonómico.
El rescate andaluz en el punto de mira
En clave estatal, fue el ministro Cristóbal Montoro, jienense y diputado por Sevilla, el representante del Gobierno central que acudió a la toma de posesión. Javier Arenas, candidato ganador pero perdedor a la postre el pasado 25M, se ausentó alegando que tampoco Rubalcaba fue a la toma de posesión de Mariano Rajoy (sic). La presencia de Montoro, además de por sus orígenes andaluces, tiene un claro mensaje: tenemos a Andalucía y sus cuentas públicas en el punto de mira.
Guardaespaldas
Por ello, para mantener el pulso en lo posible con las exigencias de ajuste procedentes de Madrid y para encarar el marcaje que Hacienda le está haciendo al nuevo Ejecutivo de coalición PSOE-IU, Griñán ha mantenido a sus dos guardaespaldas más fieles, que le acompañan desde que en 2004 regresó a Andalucía como consejero de Economía. Primero, Carmen Martínez Aguayo, que seguirá en Hacienda.
Segundo, Antonio Ávila, que se come el marrón de la consejería de Empleo, el epicentro de los ERE y otras corruptelas varias, entre ellas Invercaria, en la que el propio Ávila está manchado ya que varias de las irregularidades detectadas se produjeron cuando él ya era consejero de Economía y tenía mando en plaza tanto sobre Invercaria como sobre la agencia Idea, que está también en medio de toda la corrupción por el uso irregular de ayudas por cientos de millones de euros.
Fiscales y embajadores
Para apuntalar la defensa del Gobierno andaluz ante los envites de Alaya, que en el último auto en el que envió a prisión al exconsejero de Empleo Antonio Fernández, apuntaba tanto a Griñán como a Chaves y los exconsejeros Gaspar Zarrías, José Antonio Viera.