A punto de hacerse con la candidatura republicana a las presidenciales estadounidenses de noviembre, John McCain todavía no consiguió seducir a los conservadores, irritados por sus posturas fuera de las líneas del partido.
A pesar de no tener posibilidad alguna de alcanzar a John McCain en el recuento de delegados, el ex gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, rechaza de momento las peticiones de su retiro. Se necesitan 1.191 delegados para ganar la investidura y McCain está cerca de la meta con 1.019 delegados, mientras que Huckabee suma únicamente 254, según el sitio independiente Realclearpolitics.
McCain se impuso con facilidad en estados muy poblados y liberales como California (oeste) y Nueva York (este) gracias al apoyo de los independientes, pero carece del apoyo de los electores que se definen como "muy conservadores", siendo Mike Huckabee quien seduce en los estados cristianos y conservadores del sur.
Huckabee afirmó recientemente que una reforma de las reglas de financiación de la campaña, de la cual McCain es artífice, podría volverse contra éste.
El senador pasó a mediados de 2007 un acuerdo en el marco de esta ley, permitiéndole beneficiar de fondos públicos para su campaña entonces moribunda, a cambio de una estricta limitación de sus gastos. Desde su espectacular regreso, ya no carece de fuentes de financiación, y los demócratas amenazaron con denunciarlo.
Este episodio provocó nuevos cuestionamientos a las posturas éticas de McCain, que habla de su franqueza e integridad moral como estandartes de campaña.
El 21 de febrero el aspirante republicano debió defenderse de las acusaciones -lanzadas por el New York Times- de haber tenido una aventura con una joven funcionaria. La derecha republicana, por una vez, salió en defensa de McCain contra el periódico.
McCain es además blanco de locutores de radio ultra-conservadores como Rush Limbaugh, que atacan tanto su oposición inicial al programa de rebajas de impuestos del presidente George W. Bush como a sus posturas sobre la inmigración o su compromiso de luchar contra el calentamiento global.
En todas estas cuestiones McCain se alejó de la línea del partido, para buscar un terreno de entendimiento con los demócratas, lo que lo volvió altamente sospechoso a los ojos de los detentores de la ortodoxia ideológica republicana, como la controvertida comentarista y autora Ann Coulter, que anunció su apoyo a Hillary Clinton.
En una entrevista en febrero, Bush presentó a John McCain como un "auténtico conservador", pero advirtió que de lograr la candidatura republicana "deberá trabajar en convencer a la gente de que es un sólido conservador".
Desde ese momento el senador trató de convencer al ala derecha de los republicanos de que a pesar de las divergencias comparte el mismo objetivo que ella: impedir que los demócratas accedan a la Casa Blanca.
Pero el precandidato podría sufrir una eventual reticencia de las tropas de choque del partido, artífices de las victorias de 2000 y 2004, a concurrir a votar en noviembre, mientras que los demócratas se muestran extremadamente motivados.
"Nunca escuché hablar de militantes independientes", señaló el consultor republicano Greg Mueller en el Washington Post. "Escuché hablar de militantes conservadores. Los necesitamos, porque necesitamos ganar la elección".
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