
La evolución del voto del PP en Andalucía desde las autonómicas de 2008 hasta las del pasado domingo deja clara una circunstancia: cuando ha llegado la hora de votar por Javier Arenas como presidente de la Junta, por múltiples razones, el electorado ha dado la espalda al partido. Ayer Rajoy anunció más reformas.
Las siglas PP-A lograron más apoyo que anteayer en 2008, en las municipales de mayo y en las legislativas de noviembre. La comparación con los anteriores comicios autonómicos, en los que los populares lograron incluso 163.000 votos más -1,73 millones frente a 1,56 millones el 25M-, es demoledora para el líder del PP regional pese a los 50 escaños logrados ahora, el techo electoral del partido en la comunidad.
Incapacidad de movilización
La incapacidad de movilizar a su propio electorado, que ha derivado en una altísima abstención en zonas clave como Málaga -41,9 por ciento respecto al 37,7 de media en Andalucía- ha hecho saltar las alarmas.
De ahí que el ambiente interno en el partido a nivel regional estuviera ayer marcado por dos circunstancias: una intensa batería de llamadas personales de Arenas a los líderes locales y provinciales de la formación pidiendo unidad y que permanezcan prietas las filas tras la decepcionante victoria; y, por otro lado, el incipiente debate en torno al liderazgo del partido en Andalucía, desde hace más de dos décadas personificado en Arenas.
Los remplazos de Arenas
En este último sentido, son tres los nombres que comienzan a barajarse como recambio del presidente a medio plazo, ya que a corto en absoluto está en los planes de nadie generar un problema al Gobierno de Rajoy con la ingente tarea política que éste tiene por delante en 2012 y 2013. Pero lo que no admite duda es que el 25M ha trasladado radicalmente las tensiones internas desde un PSOE que estaba -y sigue, pero con la victoria como bálsamo- roto, a un PP que actuaba hasta el domingo como un solo hombre detrás de Arenas.
Arenistas
En primer lugar, y como es evidente, Juan Ignacio Zoido, el triunfante alcalde de Sevilla y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, es el primer nombre que salta a la palestra. Es el delfín por excelencia de Arenas, ha tenido una destacada presencia en la campaña y es el "amigo del alma" del presidente popular, como él mismo lo ha definido. Sin embargo, hace menos de un año que desembarcó en el ayuntamiento de la capital con una mayoría absoluta histórica (20 concejales, más que ningún otro alcalde en la democracia) y está aún consolidando el poder del partido en la ciudad.
En segundo lugar, suena también con mucha fuerza la ministra de Empleo, Fátima Báñez, que acompañó a Arenas en la celebración de la victoria el domingo en el balcón de la sede del PP andaluz. Fiel a Arenas, ya que su carrera política se ha forjado en el PP andaluz desde Huelva, mantiene además una estrecha relación con el ministro Cristóbal Montoro y también es muy cercana a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Su regreso a Andalucía estaría vinculado, según las fuentes populares consultadas, con una hipotética remodelación del Gobierno de Rajoy a mitad de legislatura.
En último lugar, y con menos opciones, siempre ha atesorado un importante poder la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, que estaba llamada a ser una pieza importante del hipotético Gobierno regional si Arenas hubiera sido presidente.
Antonio Sanz, secretario general del PP-A, señaló ayer no obstante que Arenas va a permanecer, "como es lógico" en el Parlamento andaluz una vez quede constituido el próximo 19 de abril "pues ha ganado las elecciones", y que su liderazgo en el partido a escala regional "es incuestionable".
Con respecto al acuerdo de PSOE e IU, José Antonio Griñán dijo ayer que la estabilidad política será el tema clave en una negociación que aún no ha empezado y que lo hará sin condiciones, "con el objetivo de hacer un proyecto compartido y no hablar primero de lo orgánico, sino del proyecto", recalcó.