Política

El análisis: El Gobierno de Rajoy cambia su discurso de ETA ante su posible fin

¿Ha cambiado el Partido Popular de Rajoy su discurso de ETA?

El discurso de Basagoiti y de buena parte del PP, donde se combina mezcla de generosidad y legalidad, impera en los mensajes de los populares que contrasta desde hace tiempo con el de Mayor Oreja. Luego, la respuesta del ministro del Interior a Rosa Diez, ¿supone de verás un cambio de discurso?

La discreción y la inteligencia de Basagoiti, el líder del PP en el País Vasco, ha sido una pieza fundamental del encauzamiento del 'problema vasco' hacia el final de la violencia de ETA. Su apoyo eficaz y desinteresado al PSE para que gobernara en Vitoria al mismo tiempo que el Gobierno central cerraba el cerco contra el aparato de la organización terrorista ha permitido llegar hasta el presente, cuando todavía falta la disolución de ETA pero ya se considera altamente improbable que pueda haber una recidiva terrorista.

Así las cosas, suscitaba interés la manera como el nuevo gobierno se pondría al timón del desenlace de la cuestión etarra, después de que Jorge Fernández Díaz fuera nombrado ministro del Interior (una de sus primeras entrevistas oficiales fue con Rodríguez Zapatero, en lo que fue una indicación plástica continuidad). Y en los últimos días, se han disipado todos los temores: Basagoiti se entrevistaba con Rajoy el pasado martes y recibía el plácet más o menos tácito para que la formación gubernamental participe sin reservas en la estrategia conjunta que desarrollan los partidos democráticos, con la creciente implicación de la coalición abertzale Amaiur. Y el miércoles, poco antes de que Rajoy se entrevistase con el líder de la oposición, Rubalcaba, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, fijaba expresivamente la posición oficial: "ETA hoy en día no es un problema fundamentalmente policial, tiene una dimensión política que no podemos obviar. Por eso hemos de saber gestionar esta situación, no como corresponde a una ETA cuando estaba en plenitud de capacidad operativa, asesinando, aterrorizando y extorsionando, sino a una ETA que está diezmada, a la que ha derrotado el Estado de derecho. Tenemos que saber convertir esa derrota policial en una victoria política de los demócratas, no en una victoria política del mundo que ha jaleado durante todo este tiempo al terrorismo".

¿Cambio de discurso?

Estas declaraciones del ministro, que requirió después algunos matices para contentar al sector duro del PP vasco, han sido interpretadas como un cambio de discurso, pero en realidad son la elección del discurso que siempre han mantenido Basagoiti y la mayoría del PP vasco frente al minoritario de Jaime Mayor Oreja, para quien ETA seguiría en plenitud de forma y habría recurrido a la estrategia de simular el abandono de la violencia para recomponerse e irrumpir en su momento con su agresividad intacta.

El PP oficial reconoce, en fin, que ETA se ha acabado, y que su disolución formal está al alcance de la mano; que Euskadi debe resolver la espinosa cuestión de los presos, combinando generosidad con legalidad y buscando la reinserción real de la mayoría ?siempre habrá un grupo irrecuperable- por el procedimiento de reconciliarlos con las víctimas; y que el plus de apoyo social y electoral que hoy obtiene Amaiur por ese proceso desaparecerá cuando la situación se normalice definitivamente.

La exigencia absurda de Rosa Díez

Las manifestaciones de Fernández fueron la respuesta al requerimiento de la exsocialista Rosa Díez para que el Gobierno inste de nuevo la ilegalización de Bildu y de Amaiur ante los tribunales. Exigencia absurda por cuanto el Constitucional ya se pronunció en el caso de Bildu y porque la ilegalización tiene tanto menos sentido cuanto más arraigada está la evidencia del fin de ETA. Díez se mereció el epíteto de oportunista que le dedicó Fernández, entre otras razones porque la fundadora de UPyD es la misma persona que fue durante años consejera del Gobierno Vasco, a las órdenes del nacionalista Ardanza, y que suscribió en su día el Pacto de Ajuria Enea que propugnaba el final dialogado del terrorismo.

"La buena fe de los victimarios"

Siempre fue previsible que el cierre del interminable terrorismo vasco requeriría raudales de sensibilidad para cerrar las heridas abiertas en la pequeña comunidad euskaldún. Heridas, sobre todo, en las víctimas del terror, pero también en el entorno de los victimarios, cuyo error objetivo no excluye en ocasiones la buena fe. Afortunadamente, las grandes formaciones están entendiéndolo así, por lo que se impone aislar a las minorías insignificantes que pretenden aprovechar esta cuestión sensible para obtener inmerecida notoriedad.

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