Política

Los deberes Ana Botella: tendrá que hacer el gran ajuste post Gallardón

Ana Botella será la nueva alcaldesa de Madrid | Archivo

Hoy toma posesión de la Alcaldía de Madrid Ana Botella, que sustituye al ya ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón, con la perspectiva de que, en pocas semanas, el nuevo ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, apruebe el Plan Económico Financiero del municipio madrileño que fue rechazado sistemáticamente por el ministerio durante el mandato de Elena Salgado. No obstante, el nuevo plan difiere del planteamiento anterior en que sustituye los ingresos vinculados a la refinanciación de los vencimientos de deuda del ejercicio por ingresos de carácter patrimonial, vinculados a la venta de bienes inmuebles y activos financieros. El cambio de dirección política en el Gobierno central asegura que una u otra fórmula recibirían el visto bueno

¿A qué se debe la importancia del Plan Económico y Financiero del Ayuntamiento de Madrid? Es una obligación derivada de la Ley de estabilidad para aquellos municipios que liquiden su presupuesto en desequilibrio superior al 5,4 por ciento de sus ingresos no financieros.

El Ayuntamiento de Madrid superó ese límite y, por tanto, debe presentarlo. Así que los primeros esfuerzos de la nueva alcaldesa deben de dirigirse a la consecución del visto bueno por parte del Ministerio de Hacienda. El porqué es fácil de imaginar. Toda la arquitectura financiera del municipio a medio plazo se sostiene en el Plan, incluido el programa de reducción de la deuda pública que cerrara el año 2011 con una deuda de 6.348 millones de euros - unos 2.040 euros por habitante de la capital- y que ha absorbido en el presente año el 3,6 por ciento del gasto municipal en el pago de intereses.

La nueva alcaldesa madrileña como miembro que es de la Corporación desde 2003, y por lo tanto está en su tercera legislatura municipal, conoce todos los registros de la situación financiera de la Corporación madrileña que ha regido Alberto Ruiz Gallardón hasta la semana pasada y conoce el Presupuesto aprobado para 2012, que ahora debe de administrar en primera persona. Este presupuesto se propone dar un importante bajonazo a la deuda, cifrado en 724 millones de euros, mediante la aplicación al pago de intereses del 6, 2 por ciento de los gastos totales previstos y deben de conseguir reducir el endeudamiento del municipio hasta 5.624 millones de euros.

En fin, que Ana Botella tendrá que hacer el gran ajuste postGallardón. Y tendrá que hacerlo en un ejercicio en el que los ingresos por operaciones 4,5 por ciento sobre los de este año y el conjunto del presupuesto no financiero se contraerá el 3,37 por ciento.

Persuasión política La ventaja es que el IBI, merced a la actualización catastral del Ministerio de Hacienda, eleva sus ingresos el 5,15 por ciento y que, si el Gobierno de Mariano Rajoy cumple su compromiso, la devolución en cinco años de los excesos de anticipos a cuenta se alargará a diez años, con lo que las cuentas municipales se ahorrarán 56 millones de euros en 2012 y si se eleva el porcentaje de entregas a cuenta del 95 por ciento al 98 por ciento (el mismo que a las comunidades autónomas), el efecto sería de otros 43 millones de euros adicionales. Estas gestiones, a través de la Federación de Municipios y Provincias (FEMP), donde ahora es mayoritario el PP, y a través de la propia influencia política de Ana Botella, darán la medida de sus posibilidades para hacer frente al resto del Plan, que es ambicioso y que prevé que ya en 2012 se consiga capacidad de financiación (diferencia entre gastos no financieros e ingresos no financieros) por 234,8 millones de euros y que en los años sucesivos de la legislatura siga siendo saldo positivo.

El aliado natural de Ana Botella al emprender su mandato municipal es el Partido Popular y, por ende, el Gobierno de Mariano Rajoy, que consideran el municipio y la Comunidad Autónoma de Madrid como plazas estratégicas de su poder. Como adversario objetivo, el difícil de sortear es la pesada deuda que arrastra el municipio madrileño, tributaria de las grandes infraestructuras que han modificado el tejido urbano de la capital.

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