Política

Análisis: Rasgos de un gobierno singular

El equipo de Rajoy responde a las necesidades del momento Imagen: Efe

El gobierno designado por el presidente Rajoy un mes después de la victoria popular del 20N, muy calculado y medido, es fruto evidentemente de una decisión personal que se basa en un complejo juego de equilibrios, en el que no han tenido esta vez papel relevante ni las cuotas territoriales ni la paridad. El análisis requiere, en esta ocasión, cierto detenimiento porque aún faltan datos estructurales y nominales ?los nombramientos de segundo nivel- para una valoración cabal. Sin embargo, el señalamiento de algunos rasgos especialmente significativos facilitará sin duda aprehender e interpretar tal complejidad.

Rasgos de los políticos

Uno.-Rajoy no es amigo de experimentos, y menos en momentos tan delicados como los actuales; por ello ha jugado sobre seguro y ha buscado intencionadamente la solvencia profesional y la experiencia. El promedio de edad de los ministros es el mayor de todos los gobiernos de la democracia y diez de los catorce miembros del equipo -incluido el propio Rajoy- pertenecen a cuerpos superiores de la administración. Es claro que se ha entendido que este gobierno no dispondrá siquiera de un período de rodaje, y mucho menos de los proverbiales cien días de gracia: la gravedad de los problemas que nos aquejan hace exigible que quienes se hacen cargo del Estado tengan ya su asignatura perfectamente aprendida, de forma que puedan desempeñar su papel con la máxima eficacia desde el primer momento.

Dos.-La columna vertebral del nuevo gobierno es, lógicamente, el equipo económico, encabezado por el propio Rajoy, quien presidirá la comisión delegada de asuntos económicos (ello explica que no haya un vicepresidente económico). Aunque es discutible que el presidente del Gobierno se involucre en todas las decisiones económicas, resulta plausible la señal de que la política se impone sobre la economía. Se adivina un nexo virtual entre Rajoy y Rato, establecido a través del antiguo número dos de aquél, Luis de Guindos, nuevo ministro de Economía. Rato será probablemente el inspirador de la reforma aún pendiente del sistema financiero -una nueva concentración, en palabras del propio Rajoy-, De Guindos el de las grandes reformas estructurales, y Montoro el celoso guardián del gran ajuste, que como mínimo duplicará los 16.500 millones de euros que anunció Rajoy en la investidura. Para facilitar su labor, Montoro adquiere también la competencia en Administraciones Públicas. La figura de García-Margallo conecta a la perfección con esos planteamientos: es un buen conocedor de la política comunitaria, y será sin duda un magnífico negociador en Bruselas y un báculo de alto nivel para el propio Rajoy en las complicadas lides comunitarias.

Tres.-Luis de Guindos no podrá eludir el baldón de haber pertenecido en un puesto significativo a la división europea de Lehman Brothers, la compañía que personifica la aberración financiera ultraliberal que dio lugar a la crisis. Dicho esto, el ministro de Economía es, como Rato, un pragmático que se plegará a los nuevos vientos más intervencionistas que soplan en Europa, donde la regulación del sistema financiero se ha convertido en un objetivo dictado por la prudencia.

Cuatro.-El ámbito político del gobierno, dirigido por la única vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, tiene una relevancia subsidiaria: el gran partido que ha de jugar este gobierno está en le terreno de la economía. La presencia de Gallardón en Justicia, muy criticada por la derecha del PP, es una garantía de que no habrá retroceso en los avances sociales ya conseguidos en materia de género, derechos de las minorías en general y de los homosexuales, etc.

Cinco.-La sorpresa del gabinete es el nombramiento del sociólogo José Ignacio Wert para Educación, Cultura y Deportes. Wert, un independiente abierto y liberal, proveniente de la UCD, vinculado a los sectores de la modernidad cultural de este país, con una gran presencia mediática en los últimos años, garantiza que en estos ámbitos el gobierno mantendrá una actitud centrista y dialogante e impulsará el pluralismo de los medios públicos, que seguirán alejados por tanto del sectarismo de épocas pasadas.

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