
"El catalanismo, con apenas un siglo de historia, pretende encarnar el alma de una Ctaluña casi milenaria, reconfigurando no sólo la historia de Cataluña, sino la del propio catalanismo", así lo describe Javier Barraycoa en su libro 'Historias ocultas del nacionalismo catalán'.
El doctor en Filosofía y profesor de Sociología y de Opinión Pública en la Universidad Abat Oliba, desmonta a través del estudio de la historia muchos de los mitos que ahora afloran en la sociedad catalana y que son estandartes del nacionalismo que aparentan estar muy arraigados en Cataluña desde hace muchos años.
Para cualquier catalán republicano federal del siglo XIX, su lema era: "Cataluña es la Patria y España la Nación", refleja en su libro Barraycoa. Incluso Juan Illes Vidal, un catalán federalista, que defendía que "la unidad nacional es un sentimiento político fundamental común a todos y vivo en cada uno: formadlo si no existe, y no temáis el provincialismo", una consigna recogida por Illes Vidal en su obra 'Cuestiones catalanas, Cataluña en España', según recoge ABC.
Alejado de la sociedad
Barraycoa afirma que los "primeros catalanistas reconocían que el catalanismo era algo alejado de la realidad social de Cataluña". José Pella Forgas escribió 1906 'La crisi del catalanisme', donde recogía que "los primeros catalanistas eran conscientes de que el catalanismo surgía como algo alejado de la realidad social de Cataluña".
Incluso Joaquín Folguera Poal se quejaba al afirmar que "la falta de conciencia nacional es uno de nuestros ridículos. En la esfera de los intelectuales tampoco hay mucha dignidad de raza. Mucho ruido y pocas nueces. Mucha ferralla literaria y poca consistencia política".
Los primeros catalanistas no entendían por qué les costaba tanto despertar la conciencia nacional entre el resto de catalanes. No comprendían "por qué el resto de catalanes no eran catalanistas", señala el filósofo en su obra sobre la cara oculta del nacionalismo.
La rebajada presión del franquismo
Según Barraycoa "poco a poco los nacionalistas más radicales han conseguido introducir la expresión "genocidio cultural" para describir la situación cultural del catalán durante el franquismo". Pero en su obra alude a 'L'aventura del catalá', una obra escrita por Albert Branchadell. El autor reconocía que "es cierto que las dificultades del catalán durante el franquismo fueron de más a menos. La política lingüística del régimen se fue relajando con el paso del tiempo, paralelamente a su liberación en general".
Barraycoa no esconde que en los primeros años de dictadura hubo ciertas presiones contra el uso escrito del catalán. Aunque sorprende si se analizan los ámbitos en los que no se podía utilizar el idioma y en los que surgían los conflictos sobre el uso del idioma.
"Durante algunas celebraciones litúrgicas, a las que asistía alguna autoridad militar, si el sacerdote se dirigía a los fieles en catalán, entonces se liaba. Fuera de estos ámbitos, los conflictos fueron muy reducidos", relata Barraycoa en su obra.
Luís Comapnys de hiperespañolista, a nacionalista
"A los pocos años de que acabara la guerra, se reemprendían las publicaciones en catalán. En diciembre de 1946 se autorizó el primer concierto público de l´Orfeó Català. Ese mismo año, el Institut d´Estudis Catalans iniciaba sus publicaciones en catalán. Incluso se produjeron intentos del Régimen para lanzar publicaciones literarias en catalán, pero los catalanistas se negaron a participar", según el estudio del filósofo.
El autor de 'Historias ocultas del nacionalismo catalán' relata que Luís Comapnys, "pasó de ser españolista apasionado, a un apasionado nacionalista". Fue presidente de la Generalitat durante la Guerra Civil. Barraycoa lo define como un "hiperespañolista" al que "las circunstancias le arrimaron al catalanismo y la historia lo convirtió en un mártir del independentismo".
Francesc Maciá y su espíritu monárquico
Una evolución ideológica similar, que también experimentó Francesc Maciá, "un coronel del Ejército español, monárquico empedernido que llegó a transformarse en el líder e icono del separatismo catalán". Un cambio que se puede apreciar si se analizan sus intervenciones a través del Diario de sesiones del Congreso.
En 1907 hablaba de una "España grande y noble", mientras defendía que "Cataluña no es separatista ni quiere serlo". Años más tarde se desmarcaba de estas afirmaciones. En 1918 argumentó: "Solamente os digo que nosotros queremos formar una nacionalidad catalana libre e independiente".
Un mensaje que se volvía mucho más radical en 1923. "El dilema es el siguiente: o nosotros continuamos bajo la opresión del Estado opresor, del Estado centralista, en una esclavitud moral, peor cien veces que la material, o vamos a la violencia", afirmó Maciá en uno de sus discursos en el Congreso.
El apogeo de la Zarzuela en Cataluña
En cuanto a la escena cultural de la Cataluña de finales del siglo XIX, los estudios de Barraycoa demuestran que la Zarzuela era el espectáculo preferido por la mayoría de los catalanes.
"Hubo una época, entre los años veinte y treinta, en que las zarzuelas se estrenaban antes en Barcelona que en Madrid. Sin embargo, hoy es prácticamente imposible asistir a una representación del género chico en la ciudad condal. Ahora bien, si uno quiere asistir a obras de teatro en catalán subvencionadas y de lo más extravagantes, no encontrará problema", concluye Barraycoa.