
La suerte del 'Alakrana', el atunero vasco secuestrado con 36 marineros a bordo el pasado 2 de octubre, asegura este domingo un diario nacional, se jugó en 48 horas. Se trató de una desesperada carrera por impedir que los piratas consiguieran llegar con su botín hasta la costa de Somalia.
La Armada española nunca se planteó asaltar el pesquero. Aunque la fragata Canarias lleva un equipo de Guerra Naval Especial, integrado por 18 militares, relata este domingo El País.
El plan era otro. Se trataba de inducir una avería en el atunero, accidental en apariencia, que lo dejara sin gobierno en alta mar. La Canarias se acercaría a una distancia prudente y ofrecería su auxilio a los desafortunados piratas, que se encontrarían sin posibilidad de llegar a puerto ni recibir refuerzos. A partir de ese momento, se abriría la negociación, pero en unas condiciones muy diferentes a las que se dieron luego.
El plan sólo tenía un inconveniente
Para ejecutarlo era preciso que la fragata alcanzara al Alakrana y éste se encontraba a 800 millas de distancia, muy lejos de la zona de seguridad que el Ministerio de Defensa había designado a los armadores.
Lo cierto es que se concluyó que ya no era posible alcanzar al Alakrana antes de que se adentrase en aguas peligrosas y se optó porque la fragata persiguiera al esquife.
El Gobierno también enfurece a los mediadores de Londres
«Lo que anoche dijo la ministra de Defensa es totalmente equivocado, no hay conexiones entre las firmas de abogados de Londres y los piratas», decía este jueves con enfado un madrugador correo electrónico enviado a ABC por Ince&Co, compañía especializada en derecho marítimo que está interviniendo en el caso del 'Alakrana'.
«Asumimos que los dueños del 'Alakrana', tal vez con ayuda del Gobierno, están dialogando con los piratas. Si ese diálogo es una ?conexión?, entonces la acusación que se nos hace puede aplicarse también a los propietarios o al Gobierno», da cuenta de ello el diario ABC.
La extradición, un error
«No sé cómo una compañía comercial puede intentar resolver estos problemas, como aconseja la ministra de Defensa, acudiendo al Gobierno de Somalia, que no es capaz de garantizar la seguridad de una tripulación a trescientas millas porque, en realidad, no se puede mover de Mogadiscio.Tampoco entiendo cómo va a abordarse una extradición de los dos piratas retenidos. No creo que entregarlos a Somalia sea el paso correcto, eso incluso podría agravar la situación», aclara un directivo de la empresa inglesa.