Oriente Próximo

Malí: Bajo electorado en las elecciones parlamentarias

Bandera de Malí/ Fuente: Archivo

La segunda vuelta de las elecciones parlamentarias celebrada en Malí se ha saldado con una baja participación, confirmando la tendencia observada tras los comicios presidenciales y la primera ronda de las legislativas.

En la primera vuelta, la participación cayó hasta el 38,6 por ciento respecto al 48,9 por ciento registrada en las presidenciales celebradas en verano, en las que se hizo con la victoria Ibrahim Boubacar Keita y que supusieron un paso de cara a la normalización democrática del país tras el golpe de estado de 2012.

Pese a ello, el mandatario ha destacado tras acudir a votar en la capital, Bamako, que estas elecciones "sentarán las bases de la legitimidad en el país". "Nos darán más fortaleza, más poder para decidir", ha sostenido, según ha informado la emisora Radio France Internationale.

A efectos de los comicios, numerosos partidos políticos han tramado un complejo sistema de alianzas con el objetivo de acumular el mayor número posible de escaños. Sin embargo, ninguno de los candidatos tiene intención de retroceder a los tiempos del expresidente Touré, donde la cámara carecía de pluralidad y estaba completamente supeditada a los designios del jefe de Estado.

El golpe de estado de marzo de 2012 está íntimamente relacionado con la revuelta tuareg iniciada tres meses antes en el Azawad. Los soldados, descontentos con el rumbo de las operaciones marcado por el Gobierno, decidieron tomar las riendas de la situación, formaron el llamado Comité Nacional para la Restauración de la Democracia y el Estado, liderado por el capitán Amadou Sanogo, y derrocaron a Touré.

Los rebeldes aprovecharon la situación con una ofensiva relámpago que comenzó el 30 de marzo. En el plazo de una semana, y gracias a un excedente de armas procedentes del conflicto libio, se hicieron con el control de las tres ciudades más grandes del Azawad: Kidal, Gao y Tombuctú.

El 6 de abril, proclamaron unilateralmente la independencia de la región. Sin embargo, solo unas pocas semanas después, grupos islamistas afines a Al Qaeda, que en un principio habían asistido a los tuaregs, terminaron disolviendo su alianza a tiros, convirtiendo la región en un territorio sin ley hasta el mes de noviembre --y causando un daño irreparable a ciudades como Tombuctú, declaradas Patrimonio de la Humanidad--.

Justo cuando los islamistas estaban a punto de consolidar su dominio en el norte e iniciar una ofensiva contra Bamako, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas promulgó el 20 de diciembre la resolución 2085, autorizando el despliegue de una misión internacional liderada por Francia para "restaurar el orden constitucional y la integridad territorial del país".

La llamada 'Operación Serval', iniciada en enero y todavía en curso, acabó con entre 600 y 1.000 rebeldes muertos por unos 110 soldados de la coalición militar francoafricana. Unas 350.000 personas, según la ONU, se vieron obligadas a abandonar sus hogares. Finalmente, y tras perder el control de la práctica totalidad del Azawad, el MNLA alcanzó en junio un alto el fuego con el Gobierno de transición maliense tras casi dos semanas de discusiones en la capital de Burkina Faso, Uagadugú.

El alto el fuego no ha garantizado ni mucho menos la seguridad en el norte del país, donde los islamistas se han dispersado tras la ofensiva internacional y ahora efectúan esporádicas pero letales incursiones contra bases militares y poblaciones civiles.

Todavía colean incluso las consecuencias del golpe de Estado de Sanogo, acusado por ONG como Amnistía Internacional y Human Rights Watch de torturas, ejecuciones, desapariciones forzadas durante el derrocamiento y, después, durante un motín en septiembre contra su persona.

"Es lamentable ver que, pese a las elecciones presidenciales democráticas de agosto de 2013, un pequeño grupo de soldados leales a la antigua junta siguen imponiendo el terror entre sus oponentes con total impunidad", ha recalcado el investigador de Amnistía para África Occidental, Faetan Mootoo.

Queda por ver el impacto político de la nueva cámara sobre la realidad social de Malí. De hecho, el asesinato a principios de mes de los periodistas de la emisora gala RFI, Claude Verlon y Chislaine Dupong, pone de manifiesto la inseguridad reinante.

LA LABOR DEL PARLAMENTO

Las elecciones legislativas de este domingo supondrán un cierre político a nivel interno, pero para la experta de la fundación Friedrich Ebert, Annette Lohmann, es el inicio de una etapa de consolidación de la paz, con borrón y cuenta nueva.

El Parlamento no tendrá poderes especiales a la hora de pacificar el norte del país porque esa es la labor del nuevo ministerio para la Reconciliación Nacional y Desarrollo del Norte creado por el presidente Keita. Sin embargo, el Parlamento podría ejercer una función conciliadora por un motivo: a estos comicios acuden representantes políticos del norte del país, que bien podrían obtener un escaño.

"La Asamblea Nacional está compuesta por representantes de todo el país, y eso desde luego incluye a los representantes del norte", declaró el analista político Camara Bakary.

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