Oriente Próximo

Netanyahu aboga por una solución diplomática "real" al programa nuclear de Irán

Netanyahu y Putin, tras el encuentro celebrado en Moscú. Foto: EFE.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha resaltado que su Gobierno quiere una solución diplomática al problema derivado del programa nuclear iraní, si bien ha dicho que la misma ha de ser "una solución real".

En declaraciones concedidas a la prensa tras una reunión de aproximadamente dos horas con el presidente ruso, Vladimir Putin, el primer ministro israelí ha sostenido que el mayor peligro para el país y para el mundo "son los intentos de Irán de hacerse con armas nucleares" según ha informado el diario israelí The Jerusalem Post.

"La comunidad internacional ha de permanecer firme en la posición articulada a través de las decisiones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, es decir, que Irán detenga el enriquecimiento de uranio, que traslade al exterior el uranio enriquecido, que desmantele sus centrifugadoras y que detenga la construcción del centro de agua pesada en Arak", ha agregado.

Putin confia en obtener "resultados"

Por su parte, Putin ha afirmado que confía en que puedan salir "resultados" de la reunión que mantendrán estos días Irán y las potencias internacionales, si bien no ha dado detalles de lo que espera de esta segunda ronda de negociaciones en dos semanas.

"Espero que las conversaciones que se han reanudado hoy en Ginebra produzcan resultados", ha asegurado tras su reunión con Netanyahu, precisamente una de las voces más críticas contra el acercamiento del Grupo 5+1 (integrado por EEUU, China, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania) e Irán.

Negociadores de Irán y del grupo '5+1' se reúnen desde este miércoles en Ginebra por segunda vez este mes y después de que en la última ronda estuvieran cerca de alcanzar un principio de acuerdo debido a que, según fuentes diplomáticas, Teherán insistiera en su derecho a enriquecer uranio y a las preocupaciones manifestadas por Francia respecto al reactor nuclear de agua pesada de Arak.

"Líneas rojas"

Durante la jornada, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, ha asegurado que su país no abandonará sus derechos nucleares y ha aclarado que se han fijado "líneas rojas" al equipo negociador que participa en las conversaciones. El lunes, Rohani advirtió de que las "excesivas demandas" planteadas por la comunidad internacional sobre el programa nuclear iraní podrían dañar severamente las negociaciones en torno al mismo.

"Durante las últimas conversaciones en Ginebra se hicieron grandes progresos, pero todo el mundo debe ser consciente de que las demandas excesivas podrían complicar el proceso de cara a un acuerdo en el que todas las partes ganen", sostuvo, durante una conversación telefónica con su homólogo ruso, Vladimir Putin.

"Desde nuestro punto de vista no debería haber una situación en la que la voluntad de las partes para alcanzar un acuerdo aceptable por todos se vea afectada", agregó Rohani, según informó la cadena de televisión iraní Press TV.

Occidente acusa a Irán de pretender fabricar una bomba atómica con su programa nuclear, algo que niega Teherán, que asegura que el desarrollo nuclear iniciado hace más de tres años tiene un fin civil y sanitario. En este sentido, ha aseverado en reiteradas ocasiones que el programa nuclear tiene únicamente fines civiles pacíficos y que se enmarca dentro del Tratado de No Proliferación (TNP).

El TNP, del que Irán es parte, establece entre otras cosas que, para evitar la proliferación, los países que ya cuentan con energía nuclear han de facilitarla a los países que no la tienen en caso de que estos decidan utilizar esta energía para fines pacíficos.

Con la llegada de Rohani a la Presidencia, el Gobierno de Irán ha promovido una política exterior más aperturista, que se consagró con el deshielo de las relaciones diplomáticas con EEUU, rotas desde 1979, con la llamada telefónica de quince minutos mantenida entre Rohani y Obama.

Asimismo, Reino Unido e Irán retomaron el lunes las relaciones diplomáticas y designaron encargados de negocios no residentes. Este nuevo viraje en los acontecimientos ha levantado las suspicacias en Israel y Arabia Saudí, que ve amenazada su influencia en Oriente Próximo.

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