Oriente Próximo

La cuestión nuclear iraní marca la Cumbre de los países no alineados

Mahmud Ahmadinejad, presidente de Irán, en una imagen de archivo

El Movimiento de Países No Alineados (MPNA) concluyó el viernes en Irán su XVI Cumbre con un renovado impulso para cambiar el orden internacional. El anfitrión y líder supremo iraní, ayatolah Alí Jamenei, reclamó cohesión y voluntad del MPNA para la democratización del sistema mundial, empezando por la ONU. Subrayó el derecho de su país a tener un programa pacífico de energía nuclear. "No renunciaremos a nuestro derecho legítimo de tener programas nucleares pacíficos", añadió. El presidente iraní, Ahmadinejad, por su parte, emitió duras críticas contra la ONU y exigió el establecimiento de un nuevo orden.

Tuvo especial significado el discurso del primer ministro indio, Manmohan Singh. Pidió la rectificación de la gobernabilidad global y la reducción de tensiones en temas conflictivos como Asia Occidental y el norte de África.

Afirmó que el MPNA "debe ser abanderado en construir estructuras de gobernabilidad representativas, creíbles y efectivas". Singh espera alcanzar un acuerdo sobre la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU, el Banco Mundial y el FMI. Expresó su deseo de que los países en desarrollo tengan mayor voz en la decisión de temas como el comercio, las finanzas y la inversión.

Visita esperada

La alocución más importante fue la del presidente egipcio, Mohamed Mursi. Su visita era la más esperada por la diplomacia iraní que pretende mejorar los lazos con Egipto, país con el que la República Islámica mantiene rotas las relaciones desde 1979. El encuentro entre Ahmadinejad y Mursi se vio ensombrecido por las duras críticas del egipcio al régimen sirio, estrecho aliado iraní, en el marco de la Cumbre.

Para Mursi, el apoyo a la revolución en Siria es un deber moral, así como una necesidad política y estratégica. Además, calificó a la cúpula siria como un "régimen represor que ha perdido legitimidad". Mursi acudió a Teherán con una propuesta de paz para Siria. Según este plan, las cuatro potencias de Oriente Medio -Irán, Turquía, Arabia Saudí y el propio Egipto- convocarían una conferencia de paz en la que comprometerían a las partes para acordar una tregua de tres meses. Durante este período los diplomáticos de las cuatro naciones trabajarían entre bastidores. La propuesta de El Cairo llega en un momento en el que, tras el fracaso de los planes de la ONU y la Liga Árabe, la vía para una salida política al conflicto parece obstruida.

Tanto Turquía como Arabia Saudí respaldan a la oposición y reclaman la salida de Al Asad del poder en Siria, mientras Irán es el principal aliado del régimen de Damasco en la región. Mursi aseguró que "la revolución egipcia ha sido la piedra angular de los movimientos árabes" y un ejemplo para el resto de países de la zona a la hora de reclamar regímenes democráticos. Defendió, asimismo, la necesidad de la creación de un Estado palestino, con fronteras seguras y capital en Jerusalén.

Al polémico discurso de Mursi se sumó el del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, denunciando las amenazas de Irán de destruir Israel y la negación del Holocausto.

Instó a Irán a alcanzar rápidamente un acuerdo diplomático con Occidente en el conflicto por su programa nuclear. Ban Ki-moon consideró que Irán debe ganarse la confianza de la comunidad internacional demostrando que su programa nuclear sólo persigue fines pacíficos. Y esto ocurrirá si el país cumple las resoluciones del Consejo de Seguridad y trabaja de forma conjunta con el Organismo Internacional de Energía Atómica. Pidió igualmente un mayor respeto de los Derechos Humanos y colaboración para resolver el conflicto de Siria.

La mayoría de los 120 miembros del Movimiento son africanos y asiáticos. En Iberoamérica -donde ha disminuido su atracción- son observadores Argentina, Brasil, México, Paraguay y Uruguay, algunos de los cuales fueron miembros. Se mantienen como miembros plenos Colombia, Chile y Perú, probablemente en contrapeso a las posiciones de Venezuela y el Alba. Esta cumbre ha incluido cuestiones relativas a la aspiración boliviana de salida soberana al mar y la solicitud de respaldo de Ecuador por el asilo de Assange, fundador de Wikileaks.

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