Estados Unidos contempla un futuro en Irak sin la presencia del actual primer ministro, Nuri al Maliki, para intentar proteger la cada vez más precaria estabilidad del país ante la profunda división sectaria alimentada por el imparable progreso del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), según han comenzado a filtrar algunos oficiales estadounidenses a los medios nacionales esta semana. Las milicias yihadistas toman tres localidades en otra provincia de Irak
Estados Unidos está convencido de que el primer ministro chií es incapaz de reconciliar a la confesión a la que pertenece -y que es mayoría en el país- y a la minoría suní. No ayuda que Al Maliki tenga intención de aferrarse al poder, una actitud que ha dificultado las ya de por sí complicadísimas negociaciones para formar una coalición de Gobierno tras las elecciones del pasado mes de abril.
El partido de Al Maliki, Estado de Derecho, obtuvo 92 de los 328 escaños del Parlamento. El resultado fue un soplo de aire fresco para Al Maliki, a la espera de la ratificación de los resultados y de que la cámara solicite a la formación del primer ministro que forme un nuevo Gobierno. Al Maliki, además, cuenta con el respaldo de numerosos líderes chiíes asustados por el avance del ISIS en ciudades como Mosul, Tal Afar y Tikrit.
Sin embargo, Estados Unidos ha perdido toda su confianza en Al Maliki, quien resultó elegido en 2006 tras una estrecha supervisión de Washington. La Casa Blanca dejó a un lado sus sospechas sobre la posibilidad de que el primer ministro fuera la punta de lanza de Irán -la gran potencia chií de la región- en el Gobierno de Bagdad. Ahora, le ve como un estrecho aliado de Teherán.
Oficiales estadounidenses, según informó el diario británico 'The Independent' la semana pasada, han transmitido estos temores a sus interlocutores iraquíes, un día después de que nada menos que la presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, Dianne Feinstein, expusiera a las claras su opinión: "Para que exista una reconciliación, el Gobierno de Al Maliki, con toda franqueza, tiene que marcharse".
Ese mismo día, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, declaró lo que ni el presidente, Barack Obama, ni el secretario de Estado, John Kerry, han terminado de declarar públicamente: su total desconfianza en el primer ministro. "Está claro que el Gobierno iraquí no ha hecho lo suficiente para unificar el país y esto ha llevado a la crisis que nos encontramos hoy en Irak", aseguró.
Washington espera que la salida de Al Maliki pueda producirse, en el mejor de los casos, a través de una vía constitucional. Esto podría suceder a finales de junio, cuando se reúna el Parlamento para nombrar a un nuevo presidente de la cámara. La unión del resto de partidos podría acabar con las aspiraciones de Al Maliki. "Es absolutamente imposible", declaró a 'The Independent' un político iraquí bajo el anonimato, "que Al Maliki siga un tercer mandato".
Un diplomático árabe, también bajo el anonimato, lamentó profundamente el "sectarismo" del que ha terminado haciendo gala el primer ministro. "Ha conseguido unir al ISIS y a los partidarios de Sadam Husein", indicó.
Por todo ello, y según informó el 'Wall Street Journal', el subsecretario adjunto del Departamento de Estado de EEUU, Brett McGurk -considerado el abanderado de Kerry en Irak- se ha reunido con políticos y líderes religiosos iraquíes para examinar un posible escenario sin Al Maliki. Diplomáticos árabes y asesores que han mantenido contacto con la Casa Blanca parecen tener claro, según explicaron al diario, que Washington "quiere a alguien mejor que Al Maliki en el poder".
Visita de Kerry
Por su parte, el propio Kerry ha llegado este lunes en visita sorpresa a Bagdad, en un intento por presionar al primer ministro iraquí para que forme este gobierno integrador que pueda frenar el avance del ISIS.
Kerry tiene previsto "discutir las acciones de Estados Unidos para ayudar a Irak a afrontar esta amenaza y emplazar a los líderes iraquíes a avanzar lo más rápidamente posible con el proceso de formación de un gobierno que represente los intereses de los iraquíes", ha explicado la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.