El gobernador de la provincia iraquí de Anbar, Ahmed Jalaf al Dulaimi, ha sostenido este jueves que las acampadas antigubernamentales no representan una amenaza a la seguridad del país, al tiempo que ha indicado que el peligro se encuentra radicado en las áreas desérticas de la provincia, en las que, a su juicio, los grupos terroristas se están haciendo fuertes.
Así, ha recalcado que los manifestantes ejercen sus derechos "legítimos y constitucionales" en las acampadas, según ha informado la agencia iraquí de noticias NINA. Al Dulaimi ha indicado que es desde dichas zonas desérticas desde donde los insurgentes lanzan sus ataques contra las fuerzas de seguridad.
Las declaraciones del gobernador de Anbar han llegado apenas unos días después de que el primer ministro, Nuri al Maliki, afirmara que las acampadas "se han transformado en una sede de Al Qaeda" y pidiera a los manifestantes pacíficos que las evacuaran para que las fuerzas de seguridad puedan intervenir.
Así, solicitó a "todos los que no quieran ser parte de Al Qaeda" que se retiren de las plazas, argumentando que "el trabajo del Gobierno es no tolerar a los terroristas".
"Hago un llamamiento serio y firme a todos los que están con ellos (los miembros de Al Qaeda) y no quieren actos de vandalismo y tienen demandas legítimas para que se retiren de la plaza y les dejen solos para que podamos atacarles, ya que no vamos a permanecer más tiempo en silencio", dijo.
Un total de 18 militares fallecieron la semana pasada en una emboscada registrada en la provincia. Varias fuentes aseguraron que tres terroristas suicidas con chalecos de explosivos detonaron su carga cuando se encontraban entre los mandos policiales en una zona desértica cerca de la localidad de Rutba, a unos 360 kilómetros al oeste de Bagdad.
Hasta el momento, ningún grupo terrorista ha reivindicado la autoría de esta emboscada aunque los atentados suicidas suelen ser obra de los milicianos vinculados a Al Qaeda en Irak, que este año se ha unido a su filial siria para constituir el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS).
La violencia en Irak ha alcanzado su nivel más alto en al menos cinco años y Bagdad ha sufrido ataques casi a diario. Según la ONU, este año han muerto más de 8.000 personas.
Al Maliki advirtió a finales de octubre de que su país se enfrentaba "a una guerra genocida" e hizo un llamamiento en favor de la celebración de una conferencia internacional para hacer frente al terrorismo en Irak.