
El régimen sirio ha anunciado que participará en la conferencia internacional prevista en Ginebra para tratar de poner fin a una guerra que se está extendiendo a Líbano y que centrará unas reuniones hoy en París y Bruselas. Siria anuncia su intención de acudir a la conferencia de paz
El anuncio fue considerado insuficiente por la oposición, la cual pidió a Damasco clarificar su postura sobre una salida del presidente Bashar al Asad.
El ministro sirio de Relaciones Exteriores, Walid Muallem, anunció en Irak su "decisión de principio de participar en la conferencia internacional prevista en Ginebra", y estimó que dicho encuentro -iniciativa de Washington y de Moscú, que esperan que oposición y régimen se reúnan en junio- será "una buena oportunidad para encontrar una solución política a la crisis en Siria".
Pero "el régimen todavía no ha dicho si (Asad) estaba dispuesto a irse", subrayó el portavoz de la Coalición de la Oposición, Luay Safi.
Reunida desde el jueves en Estambul, la Coalición no lograba el domingo superar sus divisiones para adoptar una postura clara sobre estas negociaciones.
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, expresó por su parte su deseo de ver avanzar este proyecto de conferencia durante un encuentro previsto el lunes por la noche con sus homólogos estadounidense y ruso para tratar de los preparativos de la conferencia internacional.
"Parece que en el lado del régimen de Bashar al Asad se han avanzado algunos nombres" para representar a Damasco en la mesa de negociaciones, declaró Fabius, quien añadió que esperaba que la coalición de la oposición siria pudiera hacer lo propio.
Los Kurdos de Siria opuestos al régimen indicaron su voluntad de ir a Ginebra, sea en las filas de la Coalición de la oposición o independientemente.
En paralelo, los europeos, divididos desde hace meses sobre la entrega de armas a los rebeldes, se reúnen el lunes en Bruselas, cuando el dispositivo de sanciones contra el régimen sirio, en le que figura el embargo de armas, finaliza el 31 de mayo a medianoche.
La organización humanitaria Oxfam estimó que un levantamiento del embargo podría tener "consecuencias devastadoras" para la población civil. Eso "sería irresponsable y podría acabar con el frágil atisbo de esperanza que ofrece la cumbre americano-rusa".
Mientras tanto, Líbano sufre cada vez más el contagio de la guerra en Siria, donde el movimiento chiita Hezbolá combate desde hace una semana junto a las tropas leales al régimen de Damasco para recuperar la ciudad estratégica de Quseir (centro).
Dos cohetes disparados desde Beirut cayeron así este domingo en un suburbio del sur de la capital, bastión de Hezbolá, causando heridas a cuatro personas, según una fuente de seguridad libanesa.
"Dos cohetes Grad cayeron en un suburbio del sur de Beirut, Chiyah. Uno cayó sobre un concesionario de coches donde cuatro personas resultaron heridas", dijo la fuente a la AFP. El segundo cohete alcanzó una casa y provocó importantes daños materiales pero sin dejar víctimas, indicó un fotógrafo de la AFP en el lugar.
"Este incidente está probablemente relacionado con el conflicto sirio", dijo la fuente de seguridad.
"Los autores de este ataque son terroristas y vándalos que no quieren la paz y la estabilidad para Líbano y los libaneses", denunció el presidente libanés Michel Sleiman en un comunicado.
El ministro de Interior, Marwan Charbel, se dirigió inmediatamente al lugar del incidente y denunció "un acto de sabotaje que apunta a crear la discordia".
El sábado, el jefe del Hezbolá, Hasan Nasralá, aseguró que su formación debía intervenir en Siria porque el país es "la retaguardia de la resistencia, el apoyo de la resistencia" y la "resistencia no puede quedarse de brazos cruzados cuando su retaguardia está expuesta".
En Trípoli, la principal ciudad del norte de Líbano, los combates entre partidarios y opositores al presidente sirio Bashar Al Asad continuaron la noche del sábado. En una semana 31 personas, entre ellas tres soldados, murieron en enfrentamientos, según una fuente de seguridad libanesa.
Líbano está profundamente dividido entre partidarios del régimen sirio, encabezados por el Hezbolá, y el bando hostil a Damasco, con el ex primer ministro sunita Saad Hariri al frente.
Preocupada por un contagio del conflicto, Jordania, país fronterizo con Siria, anunció estar en conversaciones con "países amigos" para desplegar misiles Patriot en su territorio, como ya lo hizo Turquía.
En el terreno, 22 combatientes de Hezbolá murieron el sábado en combates en Quseir, afirmó el domingo una fuente cercana del movimiento chiita libanés.
Esta ciudad es objeto de una ofensiva mayor del régimen y del Hezbolá desde hace una semana.
El comité de coordinación de Quseir (rebeldes) pidió ayuda en su página Facebook: "Si Quseir cae, no nos levantaremos más. Ayúdenos, envíen dinero, alimentos y medicamentos".
El régimen sirio anunció que participará en la conferencia internacional prevista en Ginebra para tratar de poner fin a una guerra que se está extendiendo a Líbano y que centrará unas reuniones el lunes en París y Bruselas.
La organización humanitaria Oxfam estimó que un levantamiento del embargo podría tener "consecuencias devastadoras" para la población civil. Eso "sería irresponsable y podría acabar con el frágil atisbo de esperanza que ofrece la cumbre americano-rusa".
Mientras la guerra civil siria parece extenderse al Líbano, con la caída de dos cohetes en Beirut, Ginebra prepara una Conferencia de paz a la que el Gobierno sirio ha anunciado que asistirá.