Siete ciudadanos de Hong Kong han muerto a manos del secuetrador de un autobús turístico de Manila en el que viajaban 25 turistas de la ex colonia británica. El secuestrador, un ex oficial de policía, ha sido abatido por un francotirador de la policía.
Un portavoz de la Policía ha indicado que siete de turistas de Hong Kong han fallecido, otros dos resultaron heridos de gravedad y seis más están hospitalizados.
Mendoza había tomado inicialmente unos 25 rehenes, pero había liberado a nueve de ellos en el curso de las horas siguientes. Posteriormente, tras constatar que en la zona se estaban apostando numerosos efectivos especiales, amenazó con ejecutar a los rehenes.
El secuestrador ha sido abatido de un disparo en la cabeza por un francotirador de las fuerzas especiales, según la televisión ABS-CBN. En las imágenes difundidas por la cadena se pudo ver a un hombre, con uniforme policial, que colgaba inerte por el cristal roto de la puerta delantera del autobús., señaló la Policía.
Amenazó con matar a todos los pasajeros
El ex policía abrió fuego con su fusil ametrallador M-16 cuando los miembros de las fuerzas de seguridad llevaron a cabo el primer intento de penetrar en el vehículo, ubicado cerca de la plaza Rizal, uno de los lugares más visitados de la capital filipina.
Cerca de una veintena de agentes se situaron a ambos lados del vehículo y a mazazos rompieron la luneta delantera al mismo tiempo que trataban de forzar las puertas.
La Policía identificó al sospechoso como un antiguo inspector con el grado de capitán que fue apartado del cuerpo en 2008 tras verse implicado en un turbio asunto de robo, extorsión y tráfico de drogas.
Quería volver a la policía
Mendoza exigía que se le absolviera de los cargos que pesan contra él y ser readmitido en el cuerpo, del que le quedaba sólo un año para jubilarse.
Según los datos policiales, el inspector Mendoza fue expulsado definitivamente del cuerpo el pasado enero junto a otros cuatro agentes por la Defensora del Pueblo de Filipinas.
El ex inspector extorsionó hace dos años a un ciudadano filipino, Christian Kalaw, al que exigió 20.000 pesos (unos 444 dólares, 349 euros) por permitirle aparcar en un lugar prohibido, conducir sin licencia y consumo de drogas.
De acuerdo con el citado informe policial, el ex oficial y otros tres agentes obligaron a Kalaw a tragarse un sobre lleno de metanfetamina hidroclórida, una droga alucinógena de extendido consumo en el sudeste de Asia.