Música

'Porno para Ricardo', la nueva música cubana

Para los que dicen que soy mala, pues hoy voy a ser peor que nunca. No voy a hablar de pornografía (de hecho rara vez lo hago, debería hacerlo con mayor frecuencia, hablar, quise decir), ahora que el Centro Georges Pompidou de París declaró que la pornografía es a los años noventa lo que el pop a los 70.

Tampoco voy a darles la lata mencionándoles filmes mediocres de videastas segundones sobre escritores visionarios, porque "vamos a ver", como se dice en España y jamás en Cuba, después del excelente filme de Julian Schnabel sobre Reinaldo Arenas, ¿para qué volver al ruedo con otro, y además insustancial?, sólo si te lo encargaron desde el consejo de Estado, no voy a hablarles de política ni de hijas de generales que ya quisieran tener la estatura de Dulce María Loynaz, tampoco tocaré el cretinismo y la envidia circundante de tartufos y celestinas veraniegas.

Dedicaré este viajecito en el metro a ese grupo de rock duro cuyo nombre es Porno para Ricardo. Viven en Cuba, graban discos fuera con ayuda de amigos, tienen unas letras acojonantes, sucias y poéticas, que ya es mucho para un cartucho, baste citarles dos hits: El Comandante y El General. No se han ganado ningún grammy, todavía. Pero son unos valientes, existencialmente aguerridos. Dan conciertos en salas de cines vacías, abandonadas, donde asiste un público muy selecto. Un público contestatario y de los que de verdad no se rinden ante la bobería cotidiana.

Música de las entrañas

Son jóvenes pero no viven de ello, la guitarra y voz líder se llama Gorky Águila, y va vestido con una camiseta roja que dice: ?La pornografía es un derecho del pueblo?. La guitarra y voz segunda es Ciro Javier Díaz, en la batería y también voz, Renay Kayrus, Hebert González es bajo y voz. Cultivan lo principesco trash. Y menos mal que no se parecen en nada a esos músicos cubanos que nos han venido metiendo a cucharadas como una amarga medicina así en invierno como en otoño como en verano como en primavera.

Todavía no son ricos, o sea millonarios, el estudio de grabación lo fabricaron en un apartamento del Vedado forrado con cajas de huevos. Todavía no se mueren por la pasta, es el único defecto que les adjudico, todavía se mueren por la política, a causa de ella.

Yo es que soy requetemala, fíjense si lo soy, que Porno para Ricardo me parecen los Arthur Rimbaud cubanos, además no ganan un duro con su música, aunque dicen los que le sale de las entrañas, y para ver sus conciertos tengo que irme a su página web, ya que todavía ninguna disquera ha tenido lo que hay que tener para lanzarlos al mundo, aunque su popularidad crece cada vez más gracias a internet.

Tan malísima soy que antes de comprar el Papito de Miguel Bosé compré la versión cutre de Papito de Mojinos Escozíos. Y eso que adoro a Bosé, pero con Mojinos me despatarro y me desmoño.

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