El delantero uruguayo Luis Suárez pronunció sus primeras palabras tras el mordisco a Chiellini que le hará perderse lo que queda de Mundial y los cuatro próximos meses de competición.
El ariete del Liverpool ha negado haber mordido a su adversario, y ha justificado su acción al argumentar que "después del impacto, que me hizo juntar las rodillas, perdí el equilibrio y caí sobre él", en palabras que recoge el diario 'O Estado de Sao Paulo' citando fuentes oficiales de documentos filtrados desde la FIFA.
"En ese momento impactó mi cara contra el jugador", añadió, lamentando que la acción le dejó "un pequeño hematoma" en el pómulo, además de "un fuerte dolor en las piezas dentales".
Suárez insiste en que "en ningún caso ha sucedido lo descrito como 'morder' o 'intentar morder'", y no muestra arrepentimiento por su acción, al asegurar no tener "consciencia de haber cometido infracción alguna".
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Duro castigo de la FIFA