España

Una Holanda estratosférica humilla a España en un partido para olvidar

Robben anota el 1-5 ante España. Foto: EFE.

En una carrera de más de 70 metros, Arjen Robben sacó un metro a Sergio Ramos, se deshizo de Iker Casillas como si se tratase de un alevín y marcó a puerta vacía colocando el 1-5 en el marcador del Fonte Nova de Salvador de Bahía. Se cerraba así la peor noche de España desde que nos hizo tocar el cielo en Viena y después en Johannesburgo. Vuelven a la mente el codazo de Tassotti, el fallo de Zubi, Al Ghandour. Vuelven los nubarrones.

Porque la derrota no es solo un golpe por el resultado, sino por la indefensión. España fue víctima de un abuso, fue un juguete en manos de una Holanda que desnudó a la campeona del mundo con una exhibición de velocidad en ataque. Un chaparrón de juego vertical que dejó a la defensa española retratada, sin recursos para parar a Robben y Van Persie y al resto de escuderos que completaron una sinfonía de goles que se quedará grabada para siempre.

El inicio del partido no anunció nada de lo que iba a suceder. Con una defensa de cinco, Holanda declaraba sus intenciones y daba la iniciativa a España, que solo tuvo que ocuparse de no perder balones. Algo que Jordi Alba no hizo, cediendo con el pecho a Robben, que un abrir y cerrar de ojos dejó solo a Sneijder. Casillas reaccionó como en la final de 2010, sacando un mano a mano con una mano salvadora.

El susto despertó a España, que empezó a pisar campo holandés. Primero fue Iniesta, desde lejos, y después Costa no pudo tirar cómodamente en dos ocasiones y Silva ofreció un rápido clínic de cómo robar balones a una defensa que parecía empequeñecida. Hasta que Iniesta respondió al desmarque de Costa con un gran pase. Como tantas otras veces en el Atlético, se frenó dentro del área para regatear a De Vrij, que dejó la pierna atrás y derribó al ariete. Penalti. 1-0 merecido.

Tras el gol, Holanda dio un pase adelante, sobretodo por la banda izquierda. Robben, secundado por Blind, comenzó a percutir y a inquietar cada vez más la espalda de Azpilicueta. Un par de pases desde esa zona se pasearon el área española sin encontrar rematador.

Y entonces llegó el minuto clave del partido. En el 43, Silva se quedó solo ante Cillessen tras un pase excelso de Iniesta. Optó por picar el balón, pero el portero adivinó su intención y rozó la pelota lo suficiente para evitar el gol. En la jugada siguiente, Blind se sacó un gran pase en largo que pilló a Piqué demasiado lejos de un Ramos que se olvidó de Van Persie a su espalda. El delantero del Manchester remató de cabeza según le vino y batió a Casillas. 1-1, descanso y vuelta a emepzar.

Pesadilla

La segunda parte fue una pesadilla. España salió desconectada tras el gol, con las líneas separadas. Débil, frágil, lenta en defensa, con un Piqué que pone en duda su recuperación total y un Ramos opuesto al centra de la Décima. Entre los dos se coló sin miramientos Robben para recibir un balón desde el centro del campo y fusilar a Iker con la zurda.

El vendaval acababa de comenzar. Van Persie reventó el balón en el larguero, y sin tiempo para reaccionar, llegó la puntilla. De Vrij, tras una falta lateral botada por Sneijder hacía el tercero. Con razón, los españoles se quejaron de falta previa a Casillas.

Ya totalmente desarbolada, España pasó a ser un cadáver sobre el campo, un espejismo de lo que ha llegado a ser algún día, la protagonista de una pesadilla cruel que se cebó hasta el infinito con el 1-4, propiciado por un error vergonzoso de Casillas al recibir un pase y darle el balón en bandeja a Van Persie para el doblete. Robben culminó con su cabalgada de atleta la humillación a la todavía vigente campeona.

Los fallos de Sneijder y Lens evitaron un ridículo aún mayor, y el fallo de Torres a puerta vacía, optando por regatear cuando podía tirar sin portero, fueron el epílogo a una noche de terror para una España que ha dado síntomas de un agotamiento mental preocupante. Ahora es momento para la autocrítica, para la reflexión y para la humildad. Los octavos están lejos, pero la estrella mundial obliga a remar hasta el final.

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