Brasil

El plan de Dilma Rousseff para acabar con Scolari

Scolari, en la cuerda floja. Foto: EFE.

Brasil ha caído de la manera más estrepitosa posible y en el peor escenario posible. Con un 1-7 ante su propia gente, los chicos de Scolari han acabado con las esperanzas de un país que vive por y para fútbol. Precisamente, Scolari se encuentra actualmente en una posición muy delicada. Está en el ojo del huracán.

Tanto es así que, según cuenta El Confidencial, la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, estaría presionando a la Confederación Brasileña de Fútbol para lograr la dimisión del técnico. Scolari, al término del Brasil-Alemania, había desechado tal opción.

El enfado de Rousseff con Scolari es de aúpa. La propia presidenta ya lo expresó en Twitter y ahora estaría dando un paso más allá. Su idea es que el pueblo recupere a la canarinha de siempre, y no quedarse con un combinado en el que el 'jogo bonito' se aparque e un plano secundario. Desea que el fútbol vuelva a ser, en ese sentido, parte de los brasileños. De ahí sus presiones.

Pero Rousseff no es la única persona disgustada. Solo hay que leer las declaraciones de Delfim Peixoto, vicepresidente de la Confederación Brasileña de Fútbol: "Fue demasiado terco, en todos los momentos, desde la convocatoria hasta la elección del sistema táctico. Estuvo todo mal. Ni siquiera deseo hablar sobre esto para no decir alguna tontería, pero una cosa puedo asegurar: nunca más 'Felipao' estará con una selección brasileña. No vuelve nunca más".

Preocupación

En paralelo a esto, hay una preocupación creciente en las altas esferas del país. En un lugar en el que el fútbol es una cuestión nacional, todo se mira al detalle. Y se ha llegado a la conclusión de que el fútbol brasileño debe bajar de la nube. Hay que revisar varios pecados.

Se critica que no se cuente con entrenadores extranjeros y que se haya instaurado un modelo de soberbia por el que no se revise la forma de jugar (muy alejada de la de otras generaciones). Cada vez hay más voces en favor de una modernización del fútbol brasileño. Y Scolari no entra en este panorama.

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