España

El Análisis: Los cuatro pecados de Del Bosque que condenaron a España

Del Bosque y los cambios: quizá debieron hacerse antes.

La derrota de España ante Suiza ha dejado muy tocada la moral de la afición española. La propia Selección no se siente tan hundida, pero sí afectada por un inesperado tropiezo que no entraba en los planes de ningun miembro de la expedición roja. Tampoco en los de Del Bosque. Lógica aplastante o crítica fácil, lo cierto es que muchas miradas se dirigen hacia el seleccionador. ¿Cuáles fueron los pecados de nuestro técnico? La falta de oxígeno de España también fue preocupante.

La pasión lo arrastra todo. Ser analítico es complicado. Curiosamente el primero en ponerle pausa a las críticas es el propio entrenador.

"En fútbol hay que hacer cada cosa a su tiempo.Estamos en la primera fase y nadie de nuestra expedición ha hablado de ser favoritos. Hoy ha sido una contrariedad. Nadie ha hablado de ser campeones", comentó con la rabia todavía latente en la 'Piel de toro'.

Cierto: 'campeonar' en un Mundial es una ecuación de difícil resolución en la que todo factor debe estar medido hasta el último milímetro. En el caso de Del Bosque fallaron cuatro: Busquets, delantera y bandas, la paciencia y los cambios. Estos son los pecados de Vicente.

Busquets y el excesivo centrocampismo

El primer pecado del entrenador tienen nombre propio. Él no tiene la culpa, claro, pero todas las miradas se centran en Sergio Busquets. Ante Suiza simplemente sobró. Él estuvo en su línea, no falló en lo básico, sí, pero ante una selección 'menor' como la helvética (dicho sea siempre con el máximo respeto) pegarle junto a Xabi Alonso acumular medios sin efectividad.

Resúmanlo así: España alineó a dos futbolistas (Xabi y Busquets) para hacer lo que uno solo (Senna) desempeñó durante la Eurocopa.

Sin embargo, Del Bosque le tiene demasiada fe al del Barça. Le cree imprescindible. No siempre tiene que ser así. Nueva lección para el entrenador. Ante una selección que nos regala la pelota, ante un equipo 'pequeño, Busquets sobra.

Villa en punta, delantera solitaria

No es cuestión de acumular hombres arriba. Jugar al ataque no es poner a cuatro delanteros. No. Es crear espacios de manera inteligente con hombres que se combinen creando espacios sin atascarse. En el debut sólo hubo un ariete. Villa se sintió muy solo.

Torres no está. No le esperen para esta fase de grupos. Físicamente molido 'El Niño' necesita ritmo. ¿Eso significa que deba jugar sólo 'El Guaje' en la punta? No.

España cuenta con otro delantero como Llorente para hacer un trabajo sucio (fijar los centrales) que puede dar mucho oxígeno al nuevo delantero del Barça (Villa también está molido). Quedan más alternativas. Pedro, Mata e incluso Silva pueden hacer labores de segunda punta.

Si apuran la teoría, hasta Cesc podría completar ese hueco. Algunas voces autorizadas (Míchel, Quique Sánchez Flores, Schuster...) reclamaron hombres de banda. Eso supondría más espacio, más electricidad, más oportunidades. Todo menos alinear a tres medioscentros.

España se axifió ante Suiza, sí, pero parte de la soga la puso el propio seleccionador.

Excesiva paciencia, suficiencia exagerada

"España tiene que trabajar los partidos", repetía como 'Padre Nuestro' de la Selección Del Bosque antes del debut. Concepto acertado que, aplicado en exceso puede convertirse en carencia de prisas. El gol urge desde el primer minuto de partido. Hay que buscarlo siempre.

Ante Suiza, sobre todo en la primera mitad, 'La Roja' trasmitió sensaciones demasiado calmadas. "Ya llegará, tranquilos", parecían decir con su fútbol los jugadores. No llegó. España debe morder de verdad desde el túnel de vestuarios y no esperar a que sea demasiado tarde.

¿Cambios a destiempo, cambios incorrectos?

Aunque de manera menos intensa, también se acusa a Del Bosque de no haber sabido gestionar los cambios. Cuestión quizá más subjetiva, lo que sí es cierto es que Torres (o algún otro delantero) saltó al césped algo tarde. El descanso pudo haber sido el momento ideal para deshacer el entuerto de Busquets.

Ocurrió algo parecido con Navas y con Pedro. Es más: ¿debieron ser ellos los encargados de revolucionar a España?

Quizá debió saltar Llorente. ¿De qué vale tener hombres por los costados si no hay un cabeceador nato?

Quizá debió jugar Cesc. ¿De qué vale tener un experto en desmarques si nadie sabe meter balones al hueco?

Dudas y más dudas que seguramente afectarán también al propio Del Bosque: "Estoy contrariado porque en el fútbol siempre se puede perder pero con cierto aire de rebeldía ante esta situación y de revancha ante los dos próximos partidos. No podemos pensar en qué mala suerte hemos tenido. Eso no puede ser".

Propósito de enmienda. Primer paso para solventar los pecados en los que incurrió el seleccionador.

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