"Estoy muy feliz de estar aquí". Son las primeras palabras que el presidente venezolano, Hugo Chávez, pronunció al descender del avión que le dejó en la ciudad caribeña de Cartagena.
Allí se ha entrevistado este sábado con su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, para revisar unas relaciones bilaterales maltrechas desde 2007, cuando la intervención de Chávez para conseguir la liberación de los secuestrados por guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) generó una crisis diplomática entre ambos países.
No obstante, ninguno de los dos presidentes ha querido referirse a ese conflicto, porque el tema de esta reunión era otro: la crisis económica. "Si tuviera algún vínculo con grupo subversivo o terrorista, tengan la plena seguridad de que no estaría hoy en Cartagena", dijo únicamente Chávez al respecto, destacando "la recuperación de la confianza" entre ambos países.
Hay que recordar que en julio de 2008, tras un encuentro en Venezuela, los dirigentes habían enterrado ya el hacha de guerra tras anunciar el inicio de una "nueva etapa" en sus relaciones.
Uribe, por su parte, expresó su respeto por la consulta convocada por Chávez para febrero próximo, en la que se decidirá en las urnas la aprobación de una enmienda constitucional que permitiría al presidente la reelección indefinida en el cargo. "Respetamos profundamente las decisiones democráticas del hermano pueblo de Venezuela", expresó el mandatario colombiano, que a su vez eludió responder si aspira a una segunda reelección en 2010.