
El nuevo presidente de Venezuela deberá afrontar los nubarrones económicos que dibujan en el horizonte el alto coste de la vida, los brotes de desabastecimiento y el deterioro generalizado de los servicios públicos. Elecciones en Venezuela.
Nicolás Maduro fue declarado por la autoridad electoral como ganador de las elecciones del domingo y promete continuar con el legado del fallecido Hugo Chávez, quien durante 14 años de Gobierno modificó la economía de la nación petrolera en su camino a un socialismo con impronta propia.
En el país con las mayores reservas de crudo del mundo conviven un Estado con alto control de la economía y una empresa privada que se ha ido replegando ante la avanzada de las nacionalizaciones y la dependencia de las importaciones.
A continuación, algunos de los retos económicos a los que deberá enfrentarse Maduro:
1.- La inflación
Frenar una inflación de dos dígitos que el país soporta desde hace más de 26 años y que se ha mantenido tanto en épocas de crecimiento como en recesión.
Venezuela se fijó una meta inflacionaria de entre un 14 y un 16 % para este año, inferior al 20,1 % del 2012, una de las mayores tasas del continente.
El Gobierno de Chávez intentó contenerla con estrictas regulaciones que, aunque lograron reducir la velocidad de los precios momentáneamente, se han convertido en una camisa de fuerza para la producción interna, generando brotes de escasez.
Una devaluación del bolívar del 32 % en febrero impulsó nuevamente los precios, que en algunos casos se duplicaron iniciando un nuevo círculo inflacionario que según especialistas en algún momento requerirá otra devaluación de la moneda.
2.- El crecimiento
El Gobierno proyectó un crecimiento de un 6 % del Producto Interior Bruto (PIB) para 2013.
Pero la concreción de la meta dependerá de la capacidad del Estado para mantener el ritmo de sus desembolsos para estimular el consumo de los venezolanos y sostener los planes de construcción gubernamentales, que impulsan la expansión de otros sectores conexos.
Si la inflación, la escasez o un recorte en la liquidez afectan el consumo, el PIB podría disminuir su expansión, incluso en un año de precios petroleros altos. El gasto público empezó a decaer a partir del tercer trimestre de 2012.
3.- Mercado de divisas y controles
Venezuela sufre frecuentes sequías de dólares en medio del control de cambio vigente desde 2003, lo que reduce la disponibilidad de bienes en una economía dependiente de las importaciones e impide a las transnacionales repatriar capitales.
Del lado de los consumidores, los venezolanos carecen de fórmulas para ahorrar o invertir en moneda extranjera y cuentan con cantidades limitadas para estudiar y viajar al exterior.
El nuevo Gobierno deberá idear -o mejorar- fuentes de divisas constantes para los demandantes y rentables para las arcas públicas.
Durante su gestión interina, Maduro lanzó un sistema de subasta de divisas que en su estreno vendió dólares a un promedio de 14 bolívares, un precio mucho mayor al oficial de 6,3 bolívares. Aunque se espera que esto avive la inflación, es menos pesado de mantener en términos fiscales que el dólar fijo.
Además, el mandatario entrante deberá lidiar con la escalada de la moneda estadounidense en el mercado paralelo, que ha trastocado la economía al casi cuadruplicar el precio del dólar oficial.
El Gobierno también tendrá que vigilar los controles de precios, que fallan en la revisión constante de los costes de producción en una economía inflacionaria, lo que a menudo deriva en desabastecimiento de bienes controlados.
El tejido industrial venezolano ha perdido fuerza en los últimos años y, según el sector privado, se debe a los controles de precios, la escasez de divisas y la inseguridad jurídica.
Si Venezuela quiere remontar su costosa dependencia de las importaciones, debe crear condiciones para que se establezcan nuevas empresas.
4.- Petróleo
La nueva administración deberá encontrar fórmulas para que el flujo de los petrodólares a las "misiones" sociales del Gobierno, que Maduro prometió mantener, no vulnere la capacidad de inversión de PDVSA, justo cuando tiene que elevar la estancada producción de crudo.
Cuna de las mayores reservas de crudo del mundo, el sector petrolero venezolano también requiere multimillonarias inversiones en ingeniería e infraestructura que mejoren el bombeo y la refinación.
Eso disminuiría las costosas importaciones de combustibles, que se han incrementado tras la explosión en la mayor refinería del país, Amuay, que dejó más 40 muertos y cuantiosos daños.
Petróleos de Venezuela (PDVSA) también debe reducir su pesada deuda con proveedores de servicios, mientras cumple acuerdos para vender crudo a países como China.
5.- Deterioro fiscal y subsidios
Aunque la devaluación le generó al Estado unos 48.000 millones de bolívares para subsanar su déficit fiscal, Venezuela sigue arrastrando el lastre de onerosos subsidios que distorsionan sus cuentas públicas.
PDVSA vende la gasolina más barata del mundo y no ha revisado el precio en casi 16 años. Además, los servicios de electricidad y agua están fuertemente subsidiados.
Las infraestructuras también deben mejorarse, tanto para el tránsito vehicular como para crear o ampliar otros medios de transporte que alivien los pesados embotellamientos, especialmente en las grandes ciudades.
Las millonarias transferencias de PDVSA a los proyectos sociales del Gobierno, que abarcan desde la compra de alimentos hasta la construcción de casas, también han vulnerado el flujo de caja de la petrolera, fuente de 96 de cada 100 dólares que entran en el país.