La presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento argentino, Graciela Camaño, se ha mostrado dispuesta a acatar las posibles sanciones que le impongan sus compañeros de filas después de la bofetada que le propinó el miércoles al diputado Carlos Kunkel, del bloque kirchnerista del oficialismo.
Camaño ha subrayado, en declaraciones a radio Diez, que "ante quien tengo que rendir cuentas por mi indisciplina es ante mis colegas que me distinguieron ofreciéndome la presidencia de la Comisión de Asuntos Constitucionales". Ante la posibilidad de que se adopte alguna sanción en su contra, adelantó que aceptará "cualquier decisión que tomen mis colegas".
"Vulneró" la confianza de sus compañeros
La diputada del Peronismo Federal ha reconocido que vulneró la "confianza" que sus compañeros tenían en ella puesto que su bloque no tenía opciones de "aspirar a la presidencia de esa comisión y me distinguieron con ella, cuando la presidencia le correspondía a otro partido".
Camaño ha admitido estar "muy mal" tras la "escena patética" del miércoles, y ha señalado que tiene "la obligación de pedir disculpas porque la gente no me votó para hacer escenas de pugilato en el Congreso, sino para que sostenga sus necesidades".
En cuanto al motivo por el que golpeó a Kunkel, la diputada dijo que éste había estado profiriendo agravios contra su persona de forma sistemática "durante todo el año" y se había metido con su familia.
"Nunca me sostuvo un discurso político argumentado, siempre fue a gritos destemplados y tomándome de punto, trayendo a mi marido constantemente a la discusión y tirándome la libreta matrimonial por la cabeza", ha lamentado.
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