Lada, el austero coche soviético de los funcionarios en Cuba, ve acercarse peligrosamente por el retrovisor al primer rival en 30 años: otro automóvil socialista, pero con aire acondicionado.
Ministros, dirigentes y policías cubanos están cambiando el rígido volante de sus Lada por la dirección asistida del moderno Geely CK chino, símbolo de una nueva alianza con Pekín, actualmente el segundo socio comercial de Cuba.
Pero el Lada, un automóvil de líneas rectas y rústicas terminaciones inspirado en el Fiat 124 de la década de 1960, se transformó en un objeto de culto en Cuba.