
El depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya ha asegurado que tras su visita a Estados Unidos intentará regresar a su país sin avisarle al gobierno interino. Mientras en Honduras, al menos 820 detenidos por incumplir el toque de queda.
Antes de viajar a Estados Unidos Zelaya ofreció una conferencia de prensa donde anunció que nombrará como nuevo embajador ante Washington a Enrique Reina, en sustitución de Carlos Sosa, de quien advirtió que se plegó a las posiciones del gobierno de facto y cuyas decisiones no tienen ninguna validez.
"Voy a regresar a Honduras, en eso no debe haber duda. Ahora que no les voy a decir cómo, porque entonces se preparan, pero me pueden esperar en cualquier municipio o en cualquier departamento", dijo Zelaya.
Un error de anuncio
La presencia de Zelaya en Nicaragua era mantenida en secreto por el gobierno de Daniel Ortega, que le ha facilitado condiciones de seguridad.
Zelaya llegó la madrugada del lunes a Managua procedente de El Salvador, tras su fracasado retorno a Honduras el domingo, y fue localizado por periodistas tras una persecución desde el hotel donde se encuentra hospedado hasta un centro comercial.
Zelaya consideró un "error" haber anunciado su retorno a Tegucigalpa el domingo, lo que resultó en un fracaso porque los militares pusieron obstáculos en la pista del aeropuerto de Toncontín, para impedir el aterrizaje del avión venezolano que lo trasladaba desde Washington.
A preguntas de si el nuevo intento de regresar sería terrestre, evadió confirmarlo, pero insistió que "voy a empezar a entrar a Honduras y hacer lo que siempre he hecho, manifestaciones públicas, democráticas, abiertas y amplias".
Zelaya comentó que los esfuerzos por su retorno por parte de sus seguidores "no serán en vano" y prometió que las muertes de dos manifestantes el domingo no quedarán en la impunidad. Al ser consultado por periodistas, se pronunció en contra de una eventual intervención militar extranjera en el conflicto en su país.
"Yo siempre me he pronunciado en mi vida por la no violencia y no acepto la injerencia de las armas de ninguna naturaleza (...). La violencia no se justifica ni para luchar por causas justas (...) es algo que no acepto de manera total", subrayó.