
Ante el temor de que los fabricantes de automóviles estadounidenses cierren sus factorías en Canadá, las autoridades canadienses dijeron este sábado que les otorgarán 4.000 millones de dólares canadienses (unos 3.240 millones de dólares estadounidenses) para mantener sus operaciones en el país. La cifra, que será facilitada por el Gobierno federal (2.700 millones) y el de la provincia de Ontario (1.300 millones), es una quinta parte de los préstamos que Estados Unidos concedió ayer a General Motors y Chrysler para evitar su colapso.
El primer ministro canadiense, Stephen Harper, anunció hoy la ayuda a los fabricantes durante una rueda de prensa conjunta con el primer ministro de Ontario, Dalton McGuinty, en la ciudad de Toronto.
"Esta es una medida lamentable pero necesaria para proteger la economía canadiense. Los contribuyentes canadienses ahora esperan que su dinero se utilice para reestructurar y renovar el sector automotriz en este país y garantizar que Canadá mantiene la cuota actual de producción del mercado norteamericano", dijo Harper.
Los Tres Grandes de Detroit fabrican alrededor de un 20 por ciento de su producción en Canadá y Ottawa quiere que esa cifra se mantenga en el futuro.
Se salvarán 582.000 empleos
Además, el sector de automoción representa el 14 por ciento de la producción industrial del país, el 23 por ciento de sus exportaciones industriales y emplea de forma directa 150.000 personas.
Un reciente estudio del gobierno de Ontario señaló que la economía canadiense corre el riesgo de perder hasta 582.000 puestos de trabajo, si General Motors, Ford y Chrysler cesan sus actividades en el país.
Como en Estados Unidos, la situación de la economía canadiense ha forzado al Gobierno conservador de Harper a conceder a regañadientes miles de millones de ayudas a los fabricantes de automóviles.
El pasado 14 de octubre Harper ganó una elecciones generales en las que aseguró en repetidas ocasiones que la economía canadiense se encontraba en perfecto estado y se comprometió a mantener el superávit fiscal.
El optimismo va reduciéndose
Desde su victoria en las urnas, el mensaje de Harper gradualmente se ha convertido en más pesimista hasta el punto que se ha visto forzado a admitir que el país se encuentra en una recesión que podría convertirse en depresión.
El Gobierno canadiense también ha tenido que rectificar con respecto al superávit fiscal y ahora está programado que el país sufra un déficit alrededor de los 30.000 millones de dólares canadienses.
Primer año sin superávit fiscal
Canadá es el único país del G7 que había mantenido superávit fiscales de forma ininterrumpida durante los pasados 12 años.
Sin los 4.000 millones de dólares de préstamos anunciados hoy, es casi seguro que los Tres Grandes de Detroit reducirían al mínimo, o incluso cesarían, su producción en Canadá, lo que dejaría en el paro a centenares de miles de trabajadores y profundizaría la crisis económica del país.
En este sentido, el primer ministro de Ontario dijo hoy que las autoridades no están dispuestas a que esto se produzca.
"Lo que el primer ministro y yo estamos diciendo es que merece la pena lucha por esa gente y sus trabajos" dijo McGuinty.
Una ayuda con condiciones
Los dos gobiernos verificarán como se gasta el dinero. Harper y McGuinty también dijeron que esperan que "todos los interesados en el sector del automóvil pondrán de su parte para reducir los costes estructurales y asegurar una industria automotriz viable en Canadá".
Este último punto es una clara referencia a que las autoridades esperan que el sindicato canadiense del automóvil, Canadian Auto Workers (CAW), realice concesiones laborales para aumentar la competitividad de las factorías del país.
El Gobierno canadiense también anunció ayudas para los fabricantes de componentes utilizados por los Tres Grandes y para que los consumidores tengan acceso a préstamos con los que comprar vehículos.